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Riesgo psicológico en la pandemia: niñez y adolescencia (I)

Psicología para tu vida

Otra vez nuestras niñas y niños, y los/las adolescentes están en el punto de mira de esta sección. Estos grupos son especialmente vulnerables a la situación generada por la pandemia de la COVID_19, con características complejas y de duración incierta, cuyas restricciones comprometen, en gran medida, la independencia y la autonomía de las personas, y con ello promueve la aparición de factores de riesgo psicológico.

En esta ocasión, centraremos la atención en algunos factores que influyen en la salud mental de la población infantojuvenil durante la pandemia del COVID-19, según un trabajo publicado en el 2020 en la Revista Cubana de Pediatría, titulado: Salud mental en la infancia y adolescencia durante la pandemia de COVID-19.

Estrés:

Se reconoce que el impacto de esta epidemia puede ser similar a la de otras situaciones de crisis como las guerras, desastres naturales, desplazamientos forzados, migración, entre otros, que exponen a las personas a estrés extremo. Como singularidad, es una situación de estrés crónico que puede conducir a múltiples problemas de salud. Se deben considerar las particularidades o acontecimientos extresores, así como las manifestaciones fisiológicas, emocionales o conductuales se desarrollan ante ellos. Los estresores crónicos tienen como consecuencia una serie de privaciones y desventajas que propician cambios en los sujetos de estas edades que pueden llevarlos al padecimiento de enfermedad física y psicopatológica.

Afectación física

Los niños y adolescentes pueden enfermar de COVID-19, o son generalmente portadores asintomáticos. Si bien la mayoría de los pacientes infantojuveniles evoluciona a formas no graves de la enfermedad, no quedan excluidos de tener complicaciones, llegar a estadios graves, quedar con secuelas, y morir. La COVID-19 pueden padecerla los infantes y adolescentes que tenían afecciones previas, con mucho más riesgo de complicación. Los factores estresantes pueden originar otros desórdenes como son, la disminución del nivel inmunitario y proclividad a las infecciones en aquellos que no sufren ninguna enfermedad. Entonces, es oportuno plantear que las personas que están bajo estrés crónico tienen consecuencias perjudiciales para la salud física.

Distanciamiento-aislamiento social

Las medidas de contención sin precedentes afectan el desarrollo físico, psíquico, social, aprendizaje, comportamiento, seguridad económica de las familias y riesgo para el maltrato intrafamiliar, y por ende, provocan afectación de la salud. La sobrecarga que provoca el confinamiento puede incluso alterar el desarrollo integral de la población infanto-adolescente y sus familias a corto y a largo plazo.

Los efectos negativos del distanciamiento y el aislamiento social se producen a partir de que la mayoría de los individuos sufre importantes cambios en sus rutinas. La ruptura de hábitos promueve estilos de vida no saludables como sedentarismo y afectación del ciclo sueño-vigilia. La interrupción de la vida en la escuela reviste una importancia cimera, dado que esta es un elemento de socialización primaria, junto a otras instituciones que asumen progresivamente el papel de la instrucción, educación y promoción de actividades sociales.

Investigaciones evidencian que la cuarentena prolongada, la falta de contacto con los
compañeros y profesores, temor a la infección, frustración y aburrimiento, la falta de espacio en casa y las pérdidas de sus seres queridos, generan repercusiones psicológicas en los niños y adolescentes. Además, cuando no hay clases presenciales se realiza menor actividad física, se hacen dietas inadecuadas, se tiene sobrepeso, aparecen trastornos de sueño, disminuye la capacidad funcional y existe mayor exposición a pantallas.

Según expertos en psiquiatría y psicología clínica de la infancia y de la adolescencia, 1 de cada 4 niños que han sufrido aislamiento por COVID-19 presenta síntomas depresivos o de ansiedad.

Además, en estas edades no se es capaz de medir en toda la dimensión requerida, el riesgo de la enfermedad, porque tienen limitada comprensión del evento, ni perciben el estrés como los adultos. Las respuestas dependen de la previa exposición a situaciones de emergencia, factores sociales, economía familiar, cultura, entre otros. También depende de la etapa de desarrollo por la que estén transitando, que determina su pensamiento, conocimientos, capacidades, respuestas afectivas, relaciones con los demás, responsabilidad, y actuación frente al estrés.

Por eso se les debe ofrecer toda la información necesaria y adecuada sobre la COVID-19, acorde con estas peculiaridades del desarrollo, pero sin sobreinformación. Es importante que los adultos sean congruentes con lo que dicen, pues las incoherencias entre el decir y el hacer tiene grandes costos para el aprendizaje en estas edades.

El advenimiento de la adolescencia hace cambiar las estrategias, aparece deficiente autocontrol, desafío a la autoridad, marcada rebeldía, conductas impetuosas, estilos comunicativos y hábitos irreflexivos que pueden generar serias dificultades. La búsqueda de la autonomía y la consolidación de la identidad e individualidad son elementos cruciales en este proceso, los que serán favorecidos o no por la historia personal previa, la presencia, actitud, apoyo y conflictos de la familia, características de los amigos y la comunidad, lo que puede facilitar o no la comprensión del momento por la que atraviesa el mundo. Se ha visto que los adolescentes en aislamiento por epidemias anteriores, tienen dificultades para adherirse a las medidas propuestas, y “rompen la cuarentena”, lo que los hace un grupo de alto riesgo.

Si quieres acercarte más a este tema, síguenos en próximas secciones de #Psicología ParaTuVida. Mientras, te dejamos el link donde puedes acceder al trabajo de referencia, para obtener mayor información.

Salud mental en la infancia y adolescencia durante la pandemia de COVID-19. Disponible en https://scielo.sld.cu/pdf/ped/v92s1/1561-3119-ped-92-s1-e1342.pdf

MSc. Lisneth Rodríguez Hernández
Licenciada en Psicología. Máster en Ciencias Sociales y Axiología. Directora de Comunicación Institucional, de la Universidad de Holguín.

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