¿Existe un límite para la ternura de papá? Puede ser una interrogante poética para comenzar a remover ideas y creencias rígidas del sentido de ser padre; porque desde una mirada tradicional los hombres asumen sus responsabilidades de proveedor económico y, en muchas ocasiones, omiten construir una relación saludable y afectiva con los hijos.

La paternidad se va erigiendo como un espacio de ausencias físicas, en otros casos de autoridad sin diálogo o simplemente se instala en la periferia de la existencia de los hijos.

Las concepciones machistas naturalizan los desapegos masculinos y no se fomentan en el seno del hogar juicios cuestionadores de la educación de los niños y continuamos reproduciendo, e impregnando, los roles tradicionales de género, sin comprender las consecuencias negativas que generan en las dinámicas familiares.

La ternura y el cariño no tienen sexo. Ser un papá presente, que instaure vínculos sólidos con sus hijos, generará un ambiente de seguridad y confianza emocional, indispensable para el desarrollo de los niños y niñas.

La prisa de la vida y las ideas heredadas, no pueden mellar el asumir una paternidad responsable que sin duda es: compromiso, presencia y amor. Ser un buen padre es una dicha y una experiencia que nos transforma en mejores seres humanos; porque junto a los hijos también se aprende a construir los afectos.

El día de los padres también se puede transformar en una posibilidad de reflexión sobre la manera en que se  asume la paternidad. El beso de papá es sostén, no tiene límite.