Ud. está en
Home > Secciones > La silla de papá

La silla de papá

Pensar en diverso

La paternidad, narrada por la cultura patriarcal, se debate entre el espacio simbólico que le otorga poder de decidir los rumbos familiares o la naturalización y hasta justificación de la ausencia paterna como un comportamiento normal.

Resulta común escuchar frases como no te puedes quejar como te ayuda el papá, entiende el hombre, bastante hace…o es así, cuando se divorcian se separan también de los hijos. Son ideas estereotipadas del sentir auténtico de la paternidad y que justifica de manera arbitraria actitudes que solo esconden irresponsabilidades e inmadureces y, en muchas ocasiones, las escuchamos como consuelo para las madres que andan sobrecargadas y su día a día no es valorado.

Más allá de las postales y regalos que los terceros domingos de junio ofrecemos a los padres de la familia; Pensar en Diverso, propone seguir esbozando ideas que sean, quizás, chispas que nos hagan reflexionar sobre cómo desde nuestras prácticas cotidianas, se pueden transformar imaginarios y creencias androcéntricas, que solo limitan asumir el rol de padre con todas las posibilidades afectivas y responsables que conllevan.

Cuando comenzamos a buscar los mejores rostros de la paternidad, no se deben sobrevalorar, más bien hay que reafirmar como comportamiento maduro y adecuado. Ser hombre no significa que no posees responsabilidades, son construcciones sociales. El padre tiene el mismo compromiso que la madre y puede asumir tareas de cuidado con la misma entrega y amor, y no es una señal de debilidad, al contrario, fortalece los lazos de afecto con sus hijos e hijas que lo necesitan para crecer más seguros y amados.

Las dinámicas familiares se transforman por las mismas demandas socioeconómicas para obtener determinados bienes materiales. Son horas, días, meses y hasta años de ausencia y el tener sustituye el abrazo, el beso y el estar en los momentos únicos de la vida de los infantes.

Generalmente son los padres los que asumen el salir a conquistar el añorado confort, y su misma creencia de que su presencia no es tan necesaria, que su deber es ser proveedor, estimula que esta práctica nunca termine y el lugar de papa sea una silla vacía, mientras un cuarto lleno de juguetes, un Tablet y el ultimo ordenador, son incapaces de explicar los mil miedos que puede tener los niños y niñas, menos de ofrecer la energía sanadora del amor y, sobre todo, educar ese carácter infantil en lo que realmente tiene sentido y valor en la vida, no se compra.

Otro punto para reflexionar está incluido en la palabra ayuda, Los padres no ayudan, comparten responsabilidades, es su deber colaborar con la madre en la educación y cuidado de sus hijos e hijas. En ocasiones las mujeres hemos estado tan desamparadas, que llegamos asumir su colaboración en las tareas domésticas y de cuidado como un favor, puede parecer sutil, pero el empleo de esos términos: favor y ayudan, restan compromisos y obligaciones importantes para el desarrollo de los infantes.

Debemos pensar la paternidad como indispensable y generar nuevos códigos que narren compromisos, afectos y una silla donde está sentado el papa tierno que desea regalar muchos besos y abrazo.

Leave a Reply

Top