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#PsicologíaParaTuVida : la escuela y la nueva normalidad

Psicología para tu vida

Psicología para tu vida te propone algunas orientaciones para lograr que la vuelta a la escuela en esta nueva etapa, sea segura y exitosa para nuestros niñas, niñas y adolescentes, propósito que involucra tanto a las familias, como a la institución educativa.

Recordemos que las condiciones de distanciamiento físico, las restricciones propias del enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19 provocaron afectaciones en mayor o menor medida en la población infantojuvenil, aspectos a los que hemos dedicado secciones anteriores.

No obstante, resumiremos las principales afectaciones referidas en estudios realizados en nuestro país, que nos dan una idea de la situación de nuestros niños/as y adolescentes al entrar nuevamente en el régimen escolar en condiciones de la “nueva normalidad”.

En investigaciones se constata la presencia de síntomas de malestar psicológico como (1):

  1. Exceso de apego a la madre 60.6%.
  2. Horarios de sueño alterado 60.2%.
  3. Voluntarismo 57%.
  4. Conducta rebelde y desafiante 43%.
  5. Irritación, alteración, llantos frecuentes 41.8%.
  6. Dificultad para concentrarse 27.5%.
  7. Apetito exagerado 24.7%.
  8. Miedos 20.3%.
  9. Agresividad 18.3%.
  10. Inapetencia 13.1%.
  11. Pesadillas 10.4%.
  12. Onicofagia 9.6%.
  13. Pérdida del control del esfínter vesical 6.8%.
  14. Succión digital 4.4%.
  15. Otros 3.6%

El comportamiento por el rango de edades de la población estudiada se manifiesta en el siguiente gráfico tomado de la investigación publicada referenciada anteriormente.

En el caso del estudio, con las características de la educación a distancia, centrada fundamentalmente en las teleclases, y realizado desde el hogar, se evidenció que un 69,7% de los niños ofrecían resistencias para estudiar, el 24,7% estudiaban sin problemas, y un 5,6% no se logra que estudien. En el caso de los/las adolescentes, aunque en una frecuencia muy reducida, muestran al doble del porciento de la muestra, la conducta de negarse a estudiar. (17.6%)

Las dificultades con la actividad de estudio, han sido de distinta índole y generalmente se han dado combinaciones de problemáticas:

Factores que incidieron en el estudio

  • Aspectos organizativos y metodológicos: horarios no adecuados (por ejemplo, comenzar a estudiar al final de la tarde), tiempos extensos de estudio (más tiempo del adecuado para el niño/a), dosificación sobrecargada de contenidos (más ejercicios de los apropiados para una jornada)
  • Motivacionales: Diversas causas relacionadas, por ejemplo, la motivación del niño/a desde antes del aislamiento, no era intrínseca a la actividad de aprender. Otra posibilidad es que al infante le interesa aprender, pero el método de la teleclase y posterior estudio, con el familiar encargado, no logra motivarlo/a suficientemente. Además, se ha dado la regularidad de que la persona que conduce el estudio, no logra aplicar los incentivos motivacionales, siempre necesarios para el aprendizaje en los niños/as.
  • Dinámicas de crianza: Algunas variables propias de determinados estilos de crianza, en combinación con rasgos individuales de cada niña/o, propiciados por esa misma dinámica, han incidido negativamente en el estudio. Por ejemplo, padres que ponen a consideración del hijo/a, decisiones y determinaciones, así como negociaciones, que no corresponden a la capacidad psicológica del infante. Así mismo, la falta de coherencia, sistematicidad y firmeza en
    el modo de conducir la crianza y, en particular, la actividad de estudio.
  • En el caso de los/as adolescentes, por las características propias de su edad psicológica, la familia debe tener un modo de comunicación apropiada, que cuando falla, puede generar respuestas de rebeldía y negatividad en ellos/as. Esto afectó en particular el estudio, en un número importante.

Resulta importante destacar también la situación de los/las ñoños/as y adolescentes que padecieron la enfermedad. Otra investigación realizada en nuestro país (2) apunta que, en general, los/las adolescentes son el grupo más impactados. Ninguno está libre de síntomas o desajustes. Presentan más trastornos de nivel moderado y todos los severos, están en este periodo etario. Esto puede deberse al hecho de que en muchos de ellos persisten malestares físicos. Por la edad, los adolescentes tienen una mayor conciencia de la enfermedad y del riesgo afrontado.

  • Las vivencias asociadas a la COVID han sido intensas y de carácter negativo, por lo que sus efectos aún perduran, afectando el bienestar psicológico de adolescentes. A pesar del impacto emocional, ningún niño/a llega a desorganizarse a nivel de procesos cognitivos. Eso indica respuestas adaptativas resilientes.
  • Procesos cognitivos conservados en la mayoría.
  • El 60 % de las cuidadoras (madres en la mayoría), no parecen tener conciencia del impacto psicológico que ha dejado la COVID, en sus hijos.
  • Un 41% estas cuidadoras, refieren estar experimentando malestar físico y/o psicológico, lo cual debe afectar sus posibilidades de brindar cuidados.
  • La ausencia de conciencia de problema en los padres, a pesar de que sus hijos tengan necesidad de apoyo psicológico, es un fenómeno común/as.

De regreso a las aulas:

El regreso con bienestar y seguridad, es un reto para familires y educadores/as. Primeramente, hay que dar a los niños certeza de que su escuela será un lugar limpio y seguro, “y que eso se va a lograr, si cada uno de nosotros hace lo que le corresponde”, como seguir los protocolos y las medidas de higiene y seguridad:

  • Asistir a la escuela sanos.
  • Portar nasobucos adecuadamente. 
  • Lavar sus manos constantemente/desinfección .
  • Mantener la sana distancia.

Ante este nuevo panorama, es importante enseñar a las niñas y niños a cuidarse por sí mismos. Recordarles que la pandemia no ha terminado, pero que siguiendo las medidas de higiene los contagios se reducen.

Para afrontar esta nueva realidad, se deben poner en práctica algunas cualidades y habilidades como: 

  • Ser resilientes para afrontar las adversidades y sacar fortalezas para adaptarnos a los cambios.
  • Ser corresponsables. Los niños/as y sus familias, así como los docentes, se van a enfrentar a nuevas dinámicas de trabajo que van a requerir la participación responsable y comprometida de todos.
  • Ser ordenados y seguir indicaciones. Desde casa, en la entrada de la escuela y en el salón de clases, se deben llevar a cabo protocolos para detectar algún contagio y prevenir su propagación. 

Dulce Carreón Escutia, Maestra en Neurodesarrollo y Cognición, nos recomienda que hay que hablar con los niños y decirles qué cosas ya no serán iguales. Prepararlos y darles las herramientas necesarias para afrontar la nueva realidad, pero sin atemorizarlos.

También necesitamos cuidar el estado emocional de las niñas y los niños, por lo que debemos:

  • Escuchar sus sentimientos.
  • Mostrar empatía.  
  • Evitar ver noticias alarmistas.

Por su parte, el documento Regreso seguro a la escuela: una guía para la práctica, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), señala que al abrirse las escuelas habrá niños y niñas “que pueden sentirse nerviosos o reacios a volver a la escuela, especialmente si han estado en casa durante meses”. (3)

En esos casos, será necesario apoyo mental y emocional para garantizar una transición positiva y segura. 

FAMILIA ¿Qué puedes hacer? 

  • Pregunta a tus hijos/as cómo se sienten de volver a la escuela e infórmales sobre cuándo y cómo será la reapertura de la escuela.
  • Recuérdales que cuando regresen al colegio podrán jugar compartir con sus amigos, ver a sus maestros y continuar aprendiendo.
  • Motívalos a que sean agentes del cambio y que ellos/as pueden prevenir la expansión de los gérmenes lavando sus manos con jabón, usando sustancias desinfectantes, usando nasobucos/mascarillas correctamente y tosiendo y estornudando sobre su antebrazo.
  • Explícales que existe la posibilidad de que la escuela vuelva a cerrar si más personas enferman, y que, si eso sucede, es para mantenerlos seguros y sanos.

ESCUELA ¿Cómo debe ajustarse el proceso docente educativo?

  • Volver a enseñar en clase puede ser un reto en el contexto del COVID-19 y los meses de interrupción de las clases. También hay oportunidades de mejora en las prácticas de enseñanza y aprendizaje:

Primero hay que PLANEAR:

  • Empezar planeando actividades y lecciones enfocadas en el bienestar y la práctica de las nuevas rutinas y normas de la escuela.
  • Incluso si hay presión para recuperar el tiempo escolar perdido,
    buscar tiempo para la relajación segura, jugar, arte, música, baile y juegos. Todo esto ayuda al aprendizaje académico.
  • Planificar lecciones que permitan a los/las estudiantes trabajar de forma independiente, respetando así las normas de distanciamiento físico.

Luego hay que EVALUAR:

  • Esperar que los niños, niñas y jóvenes hayan olvidado habilidades y conocimiento durante el cierre de la escuela. Indicarles a los niños
    niñas y jóvenes que esto les ocurre a todos y que trabajaran juntos
    para ponerse al día.
  • Evaluar lo que los/las estudiantes pueden recordar y adaptar nivel del
    contenido de las clases. Identificar las áreas clave de conocimiento
    que los/las estudiantes necesitan practicar y proporcionarles retroalimentación constructivas

Por último, hay que ADAPTAR:

  • Cada niño, niñas y joven habrá tenido una experiencia diferente
    durante el cierre de la escuela, por eso será necesario adaptar
    la enseñanza para atender las necesidades de cada uno.
  • Puede darse un alto nivel de ausentismo entre los/las estudiantes,
    especialmente en las primeras semanas de reapertura, así que
    hay que adaptar los planes de estudio y al principio no espere
    que el aprendizaje se de manera secuencial entre una lección y
    la siguiente.

Esperamos que la sección de hoy te sirva para favorecer el regreso a las aulas de niños, niñas y adolescentes. Contribuir a la salud mental de todos y todas es nuestra meta. Síguenos en la próxima sección de #PsicologíaParaTuVida.

Materiales consultados:

MSc. Lisneth Rodríguez Hernández
Licenciada en Psicología. Máster en Ciencias Sociales y Axiología. Directora de Comunicación Institucional, de la Universidad de Holguín.

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