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Mella, un joven de los nuestros (+Fotos)

Cuando escuché por primera vez el nombre Nicanor Mc Partland y Diez, no entendí a quién se refería mi profesor de Historia, en una de aquellas mañanas de clases en el IPVCE José Martí Pérez, en Holguín. Solo bastó este dato curioso para que todos comenzáramos a adivinar y fabular posibles sucesos, pero ninguna cercana a la vida de aquel joven que, desde su regreso a Cuba procedente de México, continúa sus estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza de la provincia de Pinar del Río, donde se gradúa de bachiller, y se matricula en Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana en 1921, convirtiéndose rápidamente en un líder estudiantil.
Para nuestra sorpresa, aquel Nicanor no era otro que Julio Antonio Mella, de quien habíamos aprendido que, gracias a su firmeza e ideas revolucionarias, había fundado en 1922, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y un año más tarde, celebraría el Primer Congreso Nacional de Estudiantes. De aquellos acontecimientos no podíamos menos que sentirnos orgullosos. Era la rebeldía y la creatividad de la juventud reflejada en sus acciones, lo que hacía que las chicas no solo lo admiráramos por su entereza, sino también por su figura apuesta que robaba suspiros.
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De aquellas lecciones matutinas no solo aprendíamos a conocer a aquel veinteañero apasionado por su Patria, por su defensa a ultranza de los derechos de los alumnos, por su legado al fundar la revista Alma Mater, de la cual era administrador y uno de los principales redactores, sino de su amor también por la fotógrafa Tina Modotti, con quien vivió una agitada y muy peculiar historia.
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Así poco a poco, lo sentíamos como alguien muy cercano y lo imaginábamos sentado en el aula, recibiendo sus materias, concibiendo sus próximos pasos, la manera de llamar la atención, de hacer el próximo llamado a una protesta, de unir voces y fuerzas, como pudiera lograrlo al ser uno de los fundadores del primer partido marxista-leninista cubano junto a Carlos Baliño.
A pesar de todos sus esfuerzos, no logra evitar el exilio y regresa a México donde continúa su trabajo. Es allí, en la humildad, en la precariedad y en el constante sigilo que, un 10 de enero de 1929, con solo 25 años es asesinado en plena calle, a causa de dos disparos. De esa manera, se apagaba una vida, pero no un ideal, que se respira en cada cubano que continuó sus pensamientos, su accionar y en nosotros los jóvenes, que lo recordamos cada día.
*Fotos: Tina Modotti

MSc. Yudith Rojas Tamayo
Lic. en Periodismo. Máster en Historia y Cultura en Cuba. Profesora e investigadora de la Universidad de Holguín y Periodista de la emisora Radio Angulo. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.

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