Bienvenidos a la sección Psicología para tu vida, en esta oportunidad expondremos la importancia de los sentidos para percibir, y entender nuestro mundo físico, emocional y relacional.

Comprender de mejor manera la relación entre el cerebro, los estímulos que los seres humanos recibimos del medio ambiente y la experiencia acumulada que tenemos, permitirá entender, no sólo la manera como tomamos decisiones cotidianas, sino también de qué forma se encuentran alterados estos procesos en aquellos individuos que presentan alguna patología.

Interpretamos y entendemos el mundo que nos rodea gracias a que somos capaces de sentir y percibir. A través de los sentidos el cerebro recibe un flujo enorme de información del mundo que nos rodea, la procesa y hace que cobre significado, contribuyendo a la salud y el bienestar.

Pero también sucede algo muy interesante, experiencias traumáticas tienen un enorme impacto en los sentidos, la reacción normal es cerrarse, protegerse de estas impresiones abrumadoras. Cuando estamos bajo amenaza se dispara una respuesta en nuestro sistema nervioso y cerebro hacia la lucha-huida-congelación o sumisión, se activa el modo alerta o supervivencia y se reduce el funcionamiento de los sentidos.

Para entender un poco la anterior afirmación expondremos brevemente el funcionamiento de nuestro cerebro.

La tarea más importante de nuestro cerebro es garantizar nuestra  supervivencia. El peligro forma parte de la vida, el cerebro es el encargado de detectarlo y organizar nuestra respuesta. Este órgano puede describirse como si tuviera tres partes.

El Cerebro de la Supervivencia: Reacciona a lo que está sucediendo

El Cerebro Sensor: Nos dice cómo sentirnos con lo que está sucediendo

El Cerebro que Piensa: Nos ayuda a dar sentido a lo que está sucediendo.

El cerebro se desarrolla y organiza de abajo hacia arriba. Esto significa que, a veces, nuestros cerebros de los sentimientos y el pensamiento pueden permanecer desconectados cuando experimentamos un estrés traumático crónico o prolongado, y en su lugar puede quedarse atascado en nuestro cerebro de supervivencia.

Cuando esto sucede podemos sentirnos desconectados de nuestros cuerpos, emociones y el área del cerebro del pensamiento, es por ello que ante situaciones de tensión y estrés nos cuesta tanto tomar buenas decisiones, y nos da la sensación de bloqueo e incertidumbre.

Experiencias traumáticas abruman a sus víctimas y, a menudo, a las personas que intentan tratarlo. El reto de la recuperación es volver a adueñarnos de nuestro cuerpo y de nuestra mente, de nosotros mismos; encontrar la forma para permanecer tranquilos y centrados, aprender a mantener la calma, para salir del modo supervivencia y conectar con los sentidos y el pensamiento, cuando estamos en calma, todo, absolutamente todo funciona mejor.