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Mindfulness: partiendo de la meditación tradicional

Psicología para tu vida

Por Alicia Serrano Coya.

Como expresamos en las secciones anteriores el mindfulness puede considerarse una filosofía de vida que incluye la práctica de la meditación. A pesar de que muchas personas dicen que realizan meditación, en ocasiones poseen un concepto equívoco del mismo, por tanto, debemos a aclarar qué es la meditación.

La meditación es una actividad en la que se busca lograr un estado de atención centralizada en un pensamiento o sentimiento (felicidad, tranquilidad, armonía), un objeto (una piedra), la concentración propiamente dicha, o algún elemento de la percepción (los latidos del corazón, la respiración, el calor corporal…). Este estado se recrea en el momento presente y pretende liberar la mente de pensamientos nocivos.

A continuación, le brindamos pautas indispensables para llevar a cabo la meditación:

  • Encuentra tu momento tranquilo del día: por la mañana justo después de despertarte, antes de acostarte al terminar la jornada, después de comer al medio día…
  • Escoge un ambiente o sitio relajado: libre de ruidos, sin distractores externos, con una temperatura adecuada y en el que nos sintamos muy a gusto: en tu cuarto, en la oficina, en un parque al aire libre, en el jardín…
  • Ponte ropa cómoda y colócate: también en una postura cómoda. Sentado en el suelo con la espalda recta para no obstaculizar la respiración o tumbado en el suelo sobre una colcha o esterilla.
  • Céntrate en tu respiración: concéntrate en cómo el aire entre por tus fosas nasales hacia tus pulmones, cómo nutre de oxígeno todo tu cuerpo y cómo sale de nuevo por la nariz, llevándose con él todo lo malo y lo negativo. En cuanto tu mente se distraiga llévala de nuevo a la atención de tu respiración. Con la práctica, poco a poco irás mejorando la técnica y cada vez te llevará menos tiempo alcanzarlo.
  • Deja que aparezcan libremente los pensamientos y emociones que vayan surgiendo: Es imprescindible mantener una actitud neutral ante ellos, no juzgarlos como buenos o malos, simplemente percibirlos y observarlos de manera impersonal.
  • En el momento en que toda nuestra atención esté inmersa en la conciencia de la respiración, podemos proseguir emitiendo una palabra o frase corta que, repetida de forma constante, induce a la relajación. Es habitual usar el sonido “ohm”, u otras fórmulas como “estoy bien”, “paz”, etc. (Dependiendo del lugar donde nos encontremos, podemos emitirla a viva voz o mentalmente).
  • Será necesario crear una imagen relajante, visualizando un lugar tranquilo y que nos produzca bienestar. Tanto puede ser un sitio real como imaginario (la playa, el campo, el cielo, etc.), otra forma que podemos emplear es imaginar una escalera cuyos peldaños nos van acercando paulatinamente a ese lugar, contando pausadamente los escalones que vamos recorriendo.
  • También podemos visualizar una vela e ir jugando a modificar la intensidad de su luz, o cualquier otra imagen que pueda servirnos de apoyo.

Estos ejercicios nos irán conduciendo gradualmente a un estado de relajación y bienestar emocional que favorecerán significativamente nuestra calidad de vida, pero será necesario dedicarle tiempo y constancia. Tienes ante ti, una herramienta muy poderosa para transformar tu vida en una experiencia con sentido, su salud lo agradecerá.

Después, una vez que la práctica la tengas adquirida, para generalizar el cambio y que se traslade a tu día a día, deberás llevar esta atención y conciencia que has utilizado durante la sesión de meditación al resto de tus tareas habituales. Introduce la atención y la consciencia a tu vida, de esta forma incorporarás el Mindfulness a tu vida cotidiana.

Epg. Luis Ernesto Ruiz Martínez
Lic. en Educación, especialidad Matemática-Computación. Especialista en Docencia en Psicopedagogía. Metodólogo de la Dirección de Comunicación Institucional.

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