Por Alicia Serrano Coya.

¿Sientes que vas a un ritmo de locos, que te provoca ansiedad y no eres capaz de disfrutar de las tareas diarias?, ¿sabes que necesitas parar y no sabes por dónde empezar?, ¿estás constantemente pensando en el pasado y fantaseando con un futuro que nunca llega?, ¿necesitas tu momento del día para reconectar contigo?

Si has contestado de manera afirmativa a estas preguntas o te estás planteando profundizar en la técnica del Mindfulness te recomiendo este artículo que te permitirá adentrarte en un mundo de introspección, seguridad, donde podrás dirigir el rumbo de tu propia vida, y no dejar que tus pensamientos ni tus sentimientos lo hagan por ti.

Más allá de las técnicas concretas usadas en el Mindfulness, existe una filosofía de vida basada en lo que se entiende por vivir en el aquí y el ahora. Y es que a pesar de que algunas personas entienden la atención simplemente como algo que deja fuera información sobre lo que ocurre en el presente, desde la filosofía del mindfulness se ve el foco atencional como algo cuya gestión permite liberarnos de situaciones que nos bloquean y nos hacen perder el control.

A fin de cuentas, el simple hecho de no caer en la rumiación y en las ideas obsesivas es una manera de pensar y sentir de un modo más libre y consistente. Hay recuerdos y sensaciones desagradables que tienen la propiedad de volver a nuestra consciencia una y otra vez, pero saber estar en el presente es una manera de distanciarse de este tipo de experiencias.

Con el mindfulness aprendemos a tolerar el impulso de seguir patrones que no nos sirven. Cultivamos un espacio entre el pensamiento y la acción, y con la práctica, poco a poco, aumentamos nuestra capacidad de estar en este espacio y en este momento.

Reaccionando de forma menos compulsiva, considerando las opciones de las que disponemos y funcionando menos en piloto automático, de esta forma podremos tomar decisiones de forma libre y adecuada a cada situación, sin dejarnos llevar por los automatismos que se disparan con las prisas.

Las investigaciones científicas sobre el tema están demostrando que puede ayudarnos a afrontar eficazmente no sólo una determinada preocupación (por ejemplo, porque vamos a llegar tarde a un turno de clases) u otros tipos de nerviosismo, sino también la tristeza, la depresión y ciertos estados médicos relacionados con el estrés, como, por ejemplo, el insomnio, las dificultades digestivas, los problemas sexuales o el dolor crónico.

Puede asimismo ayudar a llevarnos mejor con nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo o pareja sentimental y a encontrar una felicidad que no dependa de los caprichos del azar.

El tema del mindfulness cada día es más comentado, oído y popular en todo el mundo, pero, aunque no lo creas no es nada novedoso ya que es una técnica muy antigua que la hemos adoptado de las tradiciones budistas, empleada hace ya más de 2500 años, relacionada con la espiritualidad y con el acto general de meditar tan habitual en estos monjes y que nosotros la hemos occidentalizado.

Es necesario esclarecer que el mindfulness y la meditación no son sinónimos, aunque muchas veces sí pueda parecerlo. Se considera mindfulness a una filosofía de vida basada en lo que se entiende por vivir en el aquí y el ahora, que incluye la meditación.

En la práctica, lo que experimenta una persona con el mindfulness es una conexión muy estrecha consigo mismo, con su cuerpo, con su mente y con sus emociones.

Es por ello que se convierte en una práctica imprescindible si quieres gestionar correctamente tus pensamientos y emociones. Aprender a hacer mindfulness puede requerir cierto tiempo, y a través de la meditación se nos acorta el camino, es por ello que la próxima sección nos centraremos en el tema de la meditación y le brindaremos recursos indispensables para lograr su implementación.