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#PsicologíaParaTuVida: la importancia de la educación emocional

Psicología para tu vida

Por Alicia Serrano Coya

Cuando hablamos de inteligencia emocional nos referimos a las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas. Una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos en sus relaciones con los demás.

La educación se ha centrado, en muchos casos, exclusivamente en el desarrollo cognitivo y de competencias técnico profesionales, dejando a un lado el tema de las competencias sociales y emocionales. Dentro de las competencias sociales y emocionales encontramos la conciencia emocional, la regulación emocional, la autoestima, la autonomía emocional, las habilidades sociales, la capacidad de gestionar conflictos. Puede que un universitario encuentre un empleo por sus competencias técnico profesionales pero a los 6 meses lo pierda por su falta de competencias sociales y emocionales.

Somos una generación que hemos sido educados más en el ¨No llores¨ que en el gestionar y expresar emociones. La inteligencia emocional es un tema que merece la pena investigar, profundizar e insistir, debido a que en las emociones encontramos lo mejor y lo peor de nuestras vidas. Los grandes problemas de la humanidad tienen, en gran medida, un fondo emocional, una parte importante de la violencia que hay en el mundo se origina en la Ira (familia de emociones negativas que acoge a la rabia, enojo, enfado, furia, colera, indignación, odio, etc.), la agresión es un mal ejemplo para resolver conflictos y solo demuestra la incapacidad de regular de forma apropiada nuestro comportamiento.

La educación emocional debería empezar en edades tempranas desde la familia, ayudar a los infantes a tomar conciencia de sus emociones, que aprendan a identificarlas desarrollando un vocabulario emocional. Tenemos derecho a estar enfadados, pero no debemos sentirnos autorizados agredir a nadie y este es el primer paso para la regulación emocional. Se hace necesario aclarar que regular no significa reprimir las emociones, ya que esto puede ser tan perjudicial como el descontrol. De ahí la importancia de aprender los límites y esa es la función de los adultos, poner límites, y el mayor reto de la educación emocional.

La inteligencia emocional hay que construirla a través de la introspección, el autoanálisis, la toma de decisiones sobre nuestras propias actitudes y sobre lo que hacemos con nuestras emociones. Un consejo que te ofrezco “Si quieres dominar algo, enséñalo”. Cuanto más enseñas, mejor aprendes. La enseñanza es una herramienta poderosa para el aprendizaje. Con la educación se pueden lograr efectos importantes y el desarrollo de las competencias emocionales dura toda la vida.

En los últimos años, investigaciones científicas en el tema de la inteligencia emocional y la neurociencia, han aportado evidencias acerca de que al disminuir los índices de ansiedad, estrés, depresión, violencia, comportamientos de riesgo, se favorecen el aprendizaje y la convivencia. Es por ello que debemos trabajar cada día en mantener una actitud positiva ante la vida, desarrollar la resiliencia, enfocar el futuro como un largo proyecto donde se viven experiencias, aventuras, dificultades y que no siempre nos va a ir todo tan bien como deseamos, pero aprovechar esas adversidades que se nos presentan, que son inherentes a la vida cotidiana, como una oportunidad para aprender. Se hace necesario aumentar la tolerancia a la frustración, controlar la impulsividad, respetar las diferencias y, de igual forma, cultivar el amor, la compasión, solidaridad, equilibrio, la paz interior, el sosiego; todo esto favorecerá el bienestar emocional que es el principal objetivo de la educación emocional.

Epg. Luis Ernesto Ruiz Martínez
Lic. en Educación, especialidad Matemática-Computación. Especialista en Docencia en Psicopedagogía. Metodólogo de la Dirección de Comunicación Institucional.

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