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Baraguá en nosotros

Por Rudy Ávila Figueredo / Departamento de Marxismo Leninismo e Historia de Cuba.

¨Descansó la guerra en el triste febrero¨, señaló El Apóstol de nuestra independencia, apesadumbrado por la forma en que esta épica contienda parecía concluir: una rendición de las armas cubanas, una capitulación ante el enemigo, sin lograr los objetivos por los que fue iniciada diez años antes. ¡Cuántas vidas perdidas, cuántos sacrificios en vano!

Sin embargo, en otro momento expresa: ¨Tengo ante mis ojos la Protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia¨. El hecho lo conmovió tanto que cuando hace un minucioso estudio de las causas que llevaron al fin a aquella gesta, encuentra en la acción liderada por Maceo, motivos para la alegría, y para la acción renovada. Sabía que con esta acción se enalteció la dignidad de Cuba, la que se había visto mancillada el diez de febrero del propio año.

Cuánta enseñanza encierra el hecho histórico que conmemoramos en su aniversario 144. No por gusto Fidel Castro, el invencible Comandante en Jefe, señaló que Cuba será siempre un eterno Baraguá. Es la dignidad insular hecha verbo. Es el gesto sublime de David frente a Goliat. Es el preferir ser destruido que vencido.

El hecho protagonizado por Maceo, a sabiendas que no había posibilidades reales de continuar, encierra un gran simbolismo. Estaba muy claro de que si era el pacto el que daba fin, el escarnio que caería sobre los cubanos ya no habría maneras de deshacerlo. Convencido de que en un tiempo prudencial en el que se reorganizaran las fuerzas y se tomara un nuevo aire, se retomarían las acciones.

La disyuntiva que en tiempos de Martí encierra: o Yara o Madrid, luego de Baraguá es: o Zanjón o Baraguá. Toda la actitud patriótica de los cubanos, desde entonces, con énfasis en los momentos actuales, contiene la enseñanza de aquella protesta. De la misma manera que toda traición o síntoma de flaqueza o debilidad ante el enemigo histórico, lleva la marca del Zanjón. Son zanjoneros los que han claudicado, los que denostan de su tierra y de su pueblo, los que idolatran y se postran ante el enemigo histórico de Latinoamérica y de Cuba.

Baraguá hoy está en la resistencia de un pueblo entero ante un bloqueo criminal y genocida, en el enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19, que se ha logrado vencer gracias al esfuerzo descomunal de los científicos, de las organizaciones sociales y de la dirección del país, que ha hecho lo indecible para mantener los niveles mínimos de seguridad en los diferentes frentes.

Sólo una actitud como la de Baraguá posibilita comprender que no haya colapsado una nación subdesarrollada, asediada por la principal potencia de la tierra, con su arsenal de mentiras, apoyado en los más potentes medios para confundir y desinformar.

Hoy, más que nunca debemos ser fieles seguidores de Maceo, el que supo que no podía permitir que sobre su tierra cayera la deshonra. 

Epg. Luis Ernesto Ruiz Martínez
Lic. en Educación, especialidad Matemática-Computación. Especialista en Docencia en Psicopedagogía. Metodólogo de la Dirección de Comunicación Institucional.

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