Por Sheila Díaz Abella.
Estemos más o menos conscientes de ello, los seres humanos establecen límites, pautas que regulan el comportamiento, el espacio personal e inciden en la comunicación con otros en la cotidianidad.
Los límites permiten definir lo ético, lo apropiado o no en diferentes áreas de la vida: las palabras, expresiones, pensamiento e ideas, el uso del tiempo, los recursos, etc.
Los diferentes roles que desempeña un individuo en la familia, centro laboral, de estudios y otras relaciones que establece en la sociedad como las de amistad, también el trasfondo cultural en que vive, las experiencias personales… todos estos aspectos contribuyen a la configuración personal en este sentido.
Los elementos antes mencionados pueden diferir en mayor o menor medida entre un individuo y otro, y atribuírsele al término que hoy abordamos una connotación polémica; no obstante, de la misma forma en que los límites pueden ser percibidos como barreras o simples elementos del espacio físico desde una visión arquitectónica, la significación psicológica que atribuimos a los mismos está relacionada con nuestra manera de ver la vida.
Por la confluencia en nuestros espacios habituales de tantas personas con la correspondiente diferenciación de lo establecido como necesario, beneficioso, es favorable tener en cuenta los límites interpersonales en los distintos roles sociales. Esta actitud viene asociada a la madurez de la personalidad, no obstante, tomar conciencia de su existencia en cualquier etapa de la vida, nos permite percatarnos de su función saludable: los límites favorecen las relaciones interpersonales al comunicarnos con otros, previenen el surgimiento de conflictos y contribuyen a la solución de estos.
De ahí se desprende la necesidad de retomar prácticas como el respeto, favorable en cualquier rol que desempeñemos en la sociedad; también la flexibilidad en el trato con las personas individualmente o con diferentes públicos; no sólo pensar en sí mismo ante situaciones de conflicto, sino también en los demás, en el grupo: reflexionar en nuestras palabras y acciones desde la visión de otros mejorará nuestra capacidad de comprensión.
Es necesario establecer, identificar y respetar los límites, de esa manera realizaremos una comunicación más efectiva y mejoraremos nuestras relaciones interpersonales y laborales. Continuaremos hablando de comunicación en próximas ediciones.
