Camino y observo cada rostro. Respiro y me llegan esos trazos de alegría entrecortada porque la noticia llegó y secuestró nuestras voces: ¡nos ganamos la Certificación! ¡Somos una Universidad Certificada! ¡Muchas felicidades! ¿Qué se siente estar en un centro acreditado? ¡Ahora sí podemos integrarnos sin preocupaciones! ¡Logramos lo que en realidad esperábamos porque trabajamos para alcanzarlo!
Por Yudith Rojas Tamayo
Departamento de Comunicación Institucional
Camino y observo cada rostro. Respiro y me llegan esos trazos de alegría entrecortada porque la noticia llegó y secuestró nuestras voces: ¡nos ganamos la Certificación! ¡Somos una Universidad Certificada! ¡Muchas felicidades! ¿Qué se siente estar en un centro acreditado? ¡Ahora sí podemos integrarnos sin preocupaciones! ¡Logramos lo que en realidad esperábamos porque trabajamos para alcanzarlo!
Sí, estas son algunas de las expresiones que desandan hoy los pasillos, aulas, departamentos, centros de estudios, comedores, locales, laboratorios… una lista que crece y se difumina extramuros.
Después de años de esfuerzo y constancia, e incluso tras el sinsabor del 2011, la Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya ha demostrado la excelencia de su labor con creces, una victoria solo posible gracias al compromiso de toda la comunidad universitaria.
Muchos fueron los retos asumidos durante el proceso de Evaluación Externa; sin embargo, estudiantes, trabajadores y docentes se convirtieron en líderes de su espacio para compartir sus más añorados resultados y convicciones, un sentido de pertenencia que conmovió a los expertos que desde todas las universidades del país arribaron a nuestra sede.
A pesar de que aún no se ha hecho oficial un comunicado desde la Junta de Acreditación Nacional (JAN) y el Ministerio de Educación Superior (MES), las redes sociales, correos electrónicos, la vox populi, mensajes telefónicos; en fin, todos los canales alternativos de comunicación hacen suyo este éxito de la casa de altos estudios holguinera.
Es por ello que no puedo menos que sentirme orgullosa y feliz de ser parte de esta gran familia que me vio crecer como alumna y me abrió sus puertas para convertirme en una buena profesional.
Sé que así se sienten muchos de los que ahora leen estas líneas o de corazón robaron este logro para sí mismos y contagian con sinceras vibras a quienes están a su alrededor.
