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Tengo derecho a la infancia ¡No me la quites!

Psicología para tu vida

Por Danay Leal Batista / Estudiante de Psicología

¿Ver a una niña vestida, maquillada, portando pulsas, collares y carteras que la hacen parecer una adulta te resulta normal e inofensivo y te provoca incluso risa? ¿Eres de los que motivas a tus hijos a bailar en los cumpleaños con esa música que es creada para adultos y lo estimulas a moverse hasta llegar al suelo?

Entonces te conviene seguir la lectura de este artículo. Te explicamos que es la hipersexualización infantil, cuales son las consecuencias que provoca en el desarrollo psicológico, afectivo y social de los niños y como puedes ayudar a combatirla.

La hipersexualización infantil es el significado sexual que le damos a conductas, opiniones o expresiones que le enseñamos a los niños y las niñas con el objetivo de ser más atractivos ante los demás y que al reproducirlas les hacen verse como adultos.

Formas en las que se originan los comportamientos sexualizados

Cuando vestimos a las niñas y los niños usando accesorios como carteras, zapatos, prendas diseñadas iguales a la de los adultos. Les enseñamos a hablar con un lenguaje propio de los adultos, que en ocasiones llega a ser vulgar. Los estimulamos a escuchar música hecha para adultos en lugar de la infantil, a bailar con movimientos sexuales. Les manifestamos que lo más importante es estar a la moda y verse lindos; los sometemos a sesiones de fotos con el objetivo de seguir una moda, como los ¨miniquinces, prequinces¨ y hasta los quince, donde las niñas son maquilladas y vestidas como supermodelos y a veces son incitadas a tomar posturas eróticas todo para favorecer la belleza y la calidad de la fotografía. Les permitimos el acceso a las plataformas digitales como Facebook, Instagram, WhatsApp, YouTube que han sido diseñadas para adultos y no supervisamos adecuadamente la manera en que las usan.

La responsabilidad de este fenómeno, no es solo de los padres, cuidadores y maestros. Los contenidos sexualizados se hacen presentes en los medios de comunicación brindando animados, series para adolescentes, reality shows que promueven mensajes altamente eróticos. Otros que no escapan son el mercado de la moda y los productores de juguetes, los que en sus estrategias de venta utilizan la imagen infantil como una forma atrayente para aumentar sus ventas.

Estos comportamientos son asumidos por los adultos como ocurrencias infantiles inofensivas, pero lejos de ello, son una amenaza para el desarrollo adecuado de los niños, además de ser valorados por algunos especialistas como una nueva forma de violencia infantil, debido a que al niño o niña se le irrespeta su derecho a la dignidad e intimidad personal, a vivir de forma espontánea y a disfrutar del juego sano.

Las consecuencias son más visibles en las niñas, es en este período donde se forman valores, creencias, representaciones e imágenes que marcan su futuro. Por eso se afecta su autoestima y autovaloración, aprenden a valorarse en base al atractivo y deseo que despierten en los otros, dando lugar a una identidad distorsionada, a la formación de estereotipos y de desigualdad de género. Además, suelen presentarse trastornos alimenticios por las presiones estéticas.

¿Cómo puedes contribuir para erradicar este fenómeno?

No los motives a vestir, hablar, bailar y actuar como los adultos. Bríndales una educación sexual adecuada desde edades tempranas, siempre con argumentos y un lenguaje que puedan comprender. Oriéntalos en usar adecuadamente las plataformas digitales, presentándoselas como un espacio positivo para su formación y desarrollo. No guíes su interés a lo material y sexual como el medio para ser felices; enséñales que el éxito personal no depende de cómo nos vean los demás, sino de lo que somos, de cómo nos vemos nosotros mismos y del esfuerzo que pongamos en alcanzar nuestras metas.

Cuando los niños aprenden a expresarse y comportarse como adultos para ser aceptados y llamar la atención de los demás, crecerán intentando lograr continuamente ese objetivo, dejando de ser autónomos y convirtiéndose en consumidores dependientes de contenidos sexualizados. Como adultos somos responsables de enseñarles a valorar lo natural, lo que puede parecer sencillo pero que muchas veces es lo que más satisfacción emocional nos da. Formémoslos como personas portadoras de valores, independientes, auténticos y felices.

Yusmel Pérez Figueredo
Graduado de Historia del arte por la Universidad de Oriente (2002). Profesor de Historia del arte y Arte cubano de la Universidad de Holguín. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.

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