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Desde Norma hasta Celia, flor autóctona de la Revolución

Era el 9 de mayo de 1920, cuando un ser lleno de honradez, valentía y solidaridad llegó a iluminar como La flor más autóctona de la Revolución. A la una de la tarde, el doctor rural Manuel Sánchez Silveira, quien también ostentaba la condición de su padre, la recibió en el poblado azucarero de Media Luna en Manzanillo.

Celia de los Desamparados Sánchez Manduley hizo honor a su nombre en todo momento. Ayudó hasta el cansancio a todo el necesitado. Siempre sencilla, pura y amante a la naturaleza, el campo, la flora y fauna, a nuestro país.

De la crianza martiana, generosa, honesta y patriota, aunó el coraje para no amilanarse y hacer frente al cruel y sangriento golpe de estado de 1952, que doblegó al país en una dictadura durante casi 6 años.

En su centenario, a Martí honró, con la colocación de su busto en lo más alto de la Sierra Maestra. Hasta el Pico Turquino escaló junto a su padre, con el busto en hombros, como fiel tributo al Apóstol de nuestra independencia y su ideario en sus cien años.

Incorporada al Movimiento 26 de Julio en 1955 luchó tanto en la Sierra como en el llano. Ella junto a Frank País fueron los dos pilares de apoyo al desembarco del Granma. Iniciada la lucha operó en la ciudad reclutando combatientes y coordinando importantes envíos y ayuda a los rebeldes.

Hizo uso de varios nombres para lograr su labor. Norma fue el más conocido y utilizado por ella, pero también se nombró Carmen, Liliana, Caridad y Aly. Su creatividad para defender las causas justas no tenía límite.

Cuando su vida era extremadamente acechada en las calles de la antigua provincia de Oriente subió a la Sierra Maestra y se incorporó como integrante del Ejército Rebelde a la guerra de guerrillas el 23 de abril de 1957.

La batalla de El Uvero, el 28 de mayo de ese mismo año fue su estreno en el combate en las montañas. Desde allí movilizó a otras mujeres y fue de las iniciadoras del Pelotón de las Marianas.

Después del Triunfo Revolucionario cumplió responsabilidades de secretaria del Consejo de Estado y diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular por Manzanillo. Fue la creadora de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado y miembro del Comité Central del PCC. Se convirtió, entonces, en brazo derecho, luz y guía de Fidel.

Murió el 11 de enero de 1980 antes de cumplir los 60, víctima del cáncer. La belleza de un alma fina, creativa, combativa ante lo mal hecho, las virtudes humanas más sencillas y nobles y sensibilidad ante el dolor ajeno son la expresión más firme, detallada y completa de Celia Sánchez Manduley. En su sello distintivo de la Flor de la Mariposa se guarda el mensaje, en la historia, de la inmortalidad de su espíritu y obra para el pueblo cubano.  

Roxana Bárbara Almaguer Alemán
Licenciada en Periodismo en la Universidad de Holguín. Profesora y periodista de la Dirección de Comunicación Institucional de la Universidad de Holguín.
http://www.uho.edu.cu/

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