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La Neurociencia de las emociones

Psicología para tu vida

Por Alicia Serrano Coya

Bienvenidos una vez más a la sección Psicología para la vida, en esta ocasión tendremos un acercamiento al apasionante mundo de la mente, las emociones y el comportamiento humano. Abordaremos nociones básicas de las neurociencias que nos permitirán comprender cómo funcionamos a nivel individual, cómo funciona nuestra mente y el organismo en general.

Cada uno de nosotros libramos día a día una batalla en algún tema de nuestras vidas, ya sea económico, de salud, familiar, o profesional. Siempre hay algo que nos preocupa y como lidiamos con esas batallas va a marcar nuestra salud física y psicológica. Todo pensamiento genera un conjunto de emociones que tienen un impacto en el organismo físico, a este fenómeno se le denomina somatización.

Cuando estamos sometidos a situaciones de estrés y tensión constante, sentimos nuestro cuerpo pesado, te notas más rígido y esto se debe a que nuestro organismo se mantiene en un estado de alerta permanente. A nivel psicológico estamos irritables, saltamos a la mínima, estamos mucho más vulnerables y susceptibles, hay grandes probabilidades que emerjan los trastornos del sueño.

De igual forma aparecen síntomas físicos que guardan estrecha relación con las emociones, aparece la taquicardia (presión del pecho, te cuesta respirar), o de repente se te duerme el párpado. También, hay grandes probabilidades de presentar problemas a nivel gastrointestinal e incluso llegar a modificar el sistema inmunológico, ya que inducir el organismo a un estado de alerta mantenido perjudica nuestra salud física y mental. Investigaciones científicas han demostrado de que muchas depresiones provienen de estados de alerta permanente, lo que denominamos altos niveles de Cortisol en el cuerpo.

¿Qué es el Cortisol?

La hormona del estrés, para comprender mejor este tema expongo el siguiente ejemplo: Estamos en un local y de repente alguien grita ¡Fuego! Automáticamente nos levantamos y nos ponemos nerviosos y empieza a latirnos el corazón más enérgicamente, para llevar la sangre a los tejidos y poder luchar o correr. Nuestro cerebro inmediatamente busca mecanismos de supervivencia para mantenernos a salvo, esta señal de alerta, activa una zona en nuestro cerebro que se llama hipotálamo, éste lanza una señal a las glándulas suprarrenales y se activan dos hormonas en nuestro cerebro llamadas: Adrenalina y Cortisol.

Este estado de Cortisol elevado va a cambiar nuestro organismo inmediatamente, luego pasamos a la taquipnea, que es esa necesidad de meter más oxígeno en el cuerpo para que los músculos y las células tengan más oxígeno para poder luchar.

El hipocampo, que es la zona de los recuerdos y donde almacenamos los datos es hipersensible al cortisol, nos falla la memoria.

La corteza prefrontal también se afecta, que es la que se encarga de reflexionar, de buscar soluciones a los problemas. El individuo ya no puede razonar con claridad al estar en un momento de alerta y aparecen lagunas que impiden trasmitir con claridad lo que desea expresar.

Lo mismo sucede cuando estamos preocupados constantemente por algo, se activa la hormona del estrés. Un dato interesante que merece la pena destacar del tema es que cuando se activa el Cortisol, nuestro cuerpo tarda varias horas en volver a su estado original. Es por ello que inducir a nuestro organismo a un estado de alerta constante trae grandes consecuencias a nuestra salud física y psicológica.

Este es un tema apasionante, que merece la pena profundizar, investigar, estudiar, para llegar a conocernos mejor. Identificar los factores que nos ponen en modo de alerta, nos ayudará a gestionar mejor y desarticular esa intoxicación de Cortisol en nuestro cuerpo.

Yusmel Pérez Figueredo
Graduado de Historia del arte por la Universidad de Oriente (2002). Profesor de Historia del arte y Arte cubano de la Universidad de Holguín. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.

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