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Las aptitudes en el aprendizaje de la lengua extranjera: ¿característica innata o desarrollada?

Lingua Franca

Por Yanela González Pérez.

Resulta muy fácil percatarse de cómo para algunas personas aprender un nuevo idioma es extremadamente sencillo, por complejo que sea para otras. En muchos casos, los alumnos más rezagados expresan que “no tienen aptitud para el idioma, incluso hay quienes nos dicen cómo es preciso tener, además de tiempo, motivación y arrojo, buen oído y buena memoria. Lo cierto es que hay estudiantes que tienen mayor facilidad para alcanzar los niveles de competencia comunicativa requeridos en la lengua extranjera, y estas habilidades tienen que ver con los tipos de inteligencia que mencionamos en una sección anterior. Dentro de la Teoría de las Inteligencias Múltiples (H. Gardner), destaca la Inteligencia Lingüística y esta determina también nuestras aptitudes hacia el idioma. Pero, estas aptitudes, ¿las tenemos al nacer o las aprendemos?

Cuando hablamos de ¨aptitud con p¨, como suelen enfatizar algunas personas para diferenciar el término de las actitudes, nos referimos a esa capacidad innata de cada ser humano, manifestada desde la niñez para realizar adecuadamente una actividad determinada. Por tanto, las aptitudes son personales, pues tienen un factor originario o genético. Claro, que deben ser forjadas luego, y mejoradas dadas las condiciones ambientales apropiadas para ello. Lo cual implica, que usted puede tener una aptitud para cierto tipo de actividad y desarrollarla a su máximo potencial durante su vida, o por el contrario, no explotarla nunca. Todo está en dependencia de saber conocerse, descubrir la capacidad y dedicarle el tiempo y esfuerzo necesarios.

Dentro de las habilidades cognitivas que encierran las aptitudes podemos enunciar: la atención y la memoria; la percepción, organización y reproducción de imágenes y símbolos; la organización y el seguimiento de instrucciones complejas y el razonamiento lógico; la comprensión y el manejo del lenguaje, así como la comprensión y manejo de conceptos numéricos. Si analizamos lo anterior, comprendemos que casi todas se relacionan directamente con el aprendizaje de las lenguas.

No en vano, en diferentes instituciones de lenguas a nivel internacional, se aplican las llamadas “pruebas de aptitud”. Pruebas que permiten determinar la facilidad o dificultad de cada individuo para aprender el idioma, y para alcanzar cierto nivel de competencia. El origen de estos exámenes se remonta a los estudios y las pruebas creadas en 1959 por los psicólogos de lingüística educativa, Stanley Sapon y John B. Carroll.  Estos psicolingüistas desarrollaron el MLAT-E ¹ (Modern Language Aptitude Test for English), y trabajaron para medir las habilidades en niños de entre 8 y 13 años de edad. Este fue el inicio de los exámenes que hoy se emplean en estudiantes de todas las edades. Dichas habilidades se clasifican en:

  1. Codificación fonética: habilidad para percibir sonidos, asociarlos con símbolos y recordarlos.
  2. Sensibilidad gramatical: habilidad para reconocer la función gramatical de cada elemento léxico (vocablos, sintagmas, y otros) en una oración.
  3. Habilidad de aprendizaje por asociación: habilidad para aprender las asociaciones entre palabras en la lengua extranjera, sus significados y recordarlas.
  4. Habilidad inductiva de aprendizaje: habilidad para inferir o inducir las reglas que rigen la estructura de un idioma.

Estas pruebas de aptitud se desarrollaron en nuestro país en las carreras universitarias de lenguas extranjeras como parte del proceso de admisión de alumnos a sus matrículas durante muchos años. Lamentablemente fueron eliminadas, en opinión de esta autora. Exámenes como estos son una herramienta muy útil, quizás no para determinar qué alumnos deben ingresar a la carrera o no, si no como un medidor excelente que permite conocer el posible rendimiento de cada uno en la lengua extranjera.

Tener la aptitud para el idioma entonces significa que tenemos infinitas posibilidades para el desarrollo futuro de nuestro nivel de idioma. Ahora bien, ¿porque sepamos que no poseemos estas aptitudes debemos dejar a un lado el estudio del idioma? ¡Pues no, nunca¡ Esto solo significa que debe esforzarse el doble.

A pesar de que la aptitud es innata y desarrollable, no podemos negar también que con entrenamiento podemos mejorar nuestra inteligencia lingüística y por ende, nuestra aptitud para aprender. Cierto es que comenzar su estudio temprano favorece inmensamente la adquisición del idioma, y de ese tema estaremos hablando en una próxima sección, pero ya de adultos, ¿qué podemos hacer en concreto para lograr ese fin? Los ejercicios no se alejan de los que hemos recomendado en momentos anteriores, sólo que en este caso los debe y puede hacer en la lengua materna y extranjera.

Recomendamos entonces, leer más, aprovechar las conversaciones en ambas lenguas, escribir un diario en cualquier de los dos idiomas, así como aprovechar los beneficios de la música y la poesía. Cualquier esfuerzo en aras de mejorar las capacidades lingüísticas será de ayuda en este camino que es el aprendizaje de un nuevo idioma, donde, aunque hay algunos factores que usted no controla, aún así, tiene el poder de acortarlo o alargarlo, empeorarlo o mejorarlo, según sus posibilidades y motivaciones.

1.  Prueba de Aptitud de Lengua Moderna para Inglés, en este caso, por sus siglas en inglés.

Yusmel Pérez Figueredo
Graduado de Historia del arte por la Universidad de Oriente (2002). Profesor de Historia del arte y Arte cubano de la Universidad de Holguín. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.

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