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Carolina Gutiérrez Marroquín siente que Martí la tocó en la cuna

Por Claudia Patricia Dominguez/Periódico Ahora.

Nacida en la cosmopolita ciudad de Nueva York, pero cubana desde la médula, Carolina Gutiérrez Marroquín siente que Martí la tocó en la cuna, tal vez porque, por esas coincidencias de la vida, llegó al mundo justamente en la misma ciudad en que el Maestro iniciara la publicación periódica de La Edad de Oro y escribiera esas extraordinarias crónicas agrupadas luego por Gonzalo de Quesada en las Escenas Norteamericanas.

Su alma martiana seduce y conmueve a todos los que la conocen y es que en ella se vislumbra, como en un sello, la utilidad de la virtud. En otra vida pudo ser una extraordinaria artista como su padre Mérido Gutiérrez, creador del trascendental y multiversionado tema Mona Lisa, de hecho su voz formó parte en algún momento del Orfeón Holguín; pero en esta vida, prefirió convertir el aula en su escenario de todos los días, oficio que realiza desde hace más de 45 años con la misma pasión y entrega. Sus muchos amigos y alumnos, al referirse a “Carola”, como la llaman cariñosamente, no obvian en su personalidad dos rasgos característicos: su sencillez y fabuloso sentido del humor. Como frutos de su fecunda labor investigativa nos ha regalado tres textos sobre Martí y cuatro de historia cultural holguinera.

Doctora en ciencias pedagógicas y máster en Bioética, ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su participación en eventos, su condición de activa fundadora de la Sociedad Cultural José Martí, como promotora cultural y por su labor docente en la Universidad de Holguín. Sin embargo, es más conocida como investigadora, conferencista y divulgadora de la obra martiana.

¿Quiénes sembraron la semilla?

Nací en un hogar lleno de libros, revistas y periódicos con padres muy sensibles, cultivados y amorosos que siempre nos inculcaron cuan útil es ser bueno. A mi padre le debo todo lo que soy, el don de la palabra, el gusto por la música, la entrega al trabajo, la pasión por la lectura. Todos sus hijos somos educadores en diferentes disciplinas y nos sentimos felices cuando reconocen en nosotros rasgos de su personalidad. A Martí lo conocí antes de ir a la escuela, pues en mi casa había un busto pequeñito fabricado en serie en 1953, el año de su centenario y creo que no había familia decente en Cuba que no tuviera uno.

Lo aprendido en casa estuvo siempre en consonancia con lo que nos enseñaron en la escuela, donde tuve maestras muy cariñosas, martianas y virtuosas, decisivas en mi formación, como María Teresa Arias, Olga Cisneros, Elena Ruíz y Lalita Curbelo Barberán, entre otras. Ellas agrupaban a los que éramos “niños buenos” en lo que entonces se llamaba Grupo Infantil Martiano, nos orientaban pequeñas investigaciones sobre la vida del Apóstol, declamábamos sus versos, cantábamos canciones patrióticas y lograron que, a partir de ese momento, ya yo me enamorara de Martí.

¿Cómo usted enseña a Martí?

Hemos incurrido en el error de creer que estamos haciendo trabajo político ideológico con la obra martiana y muchas veces lo que hemos logrado es saturar al alumno con Martí. Cuando el niño en la primaria conoce los Versos sencillos le parece maravilloso, pero una vez que comienza a reiterarse su pensamiento político en todos los niveles de enseñanza, la figura tiende a aburrir, piensan que es más de lo mismo y no llegan a descubrir la esencia martiana.

Hay una única forma de acercarse a nuestro Héroe Nacional: leyéndolo, no lo que te dice otro, sino lo que el mismo escribió. José Martí es nuestra fuente nutricia, alertó sobre muchos de los problemas que tenemos hoy, la respuesta a todas nuestras inquietudes está en esos 28 tomos que componen las obras completas. Solo hay que consultarlo.

Trasládese solo el acento que se ha puesto en la figura política hacia el ser humano y será suficiente. Debemos llevarles a nuestros estudiantes la imagen de un ser humano superior, no de un mito. Su figura es tan rica que es imposible reducirla únicamente al marco político, el pensamiento martiano también fue ético, estético, pedagógico, económico, filosófico.
Martí tuvo luces y tuvo sombras es bueno acercarnos al hombre viéndolo en toda su dimensión para ver lo real, lo verdadero y auténtico; en él se funden el poeta, el dramaturgo, el orador, el crítico de arte, el traductor, el padre sensible, el hombre amoroso con su familia, el caballero con las damas, el amigo leal y sincero. Un paradigma siempre.

Martí no puede ser una enseñanza obligada, hacen falta muchos maestros martianos de corazón y conducta, no martianos verbales con un discurso en el aula y otra proyección fuera. Necesitamos educadores ejemplares y estamos careciendo de profesores que sean verdaderos paradigmas para el alumno.

El profesor tiene que conocer primero y muy bien a Martí, solo así podrá apropiarse de las herramientas necesarias para acercar a las nuevas generaciones a su obra sin que ellos sientan que es más de lo mismo- y en este sentido- hay algo que no falla, y es que todo lo que se enseña a partir de una normativa que lo hace obligatorio, se rechaza.

¿Qué debe leerse de Martí?

No podemos dejar de leer La Edad de Oro, ningún cubano debe llegar a adulto sin leer este libro excepcional en el que se encuentran no solo los valores universales y eternos que deben inculcarse en el niño, sino hasta el modo de hacerlo: con el ejemplo.

De la misma manera que al recién nacido se le pone el pecho henchido con la leche materna, al niño hay que nutrirlo con el concepto del bien que debe regir la conducta ciudadana, ese que hace que el hombre obre correctamente y sienta gozo cuando es bueno, ama al otro, a la naturaleza. Son sentimientos sencillos que se pueden y se deben trasmitir temprano, desde las primeras edades, sin necesidad de esperar a que el niño llegue a la escuela.

Para eso nada mejor que Martí. Cuando lo he puesto en el aula, entero y verdadero, he visto luego la efectividad de mi trabajo. Tengo alumnos que han volado alto y lejos, ganan premios, alcanzan prestigio y reconocimiento en su profesión y yo siento sus logros como míos, en ellos va el granito de arena que aporté. 

Carolina gutierrez 1

¿Cuántos años ha dedicado a la investigación martiana?

Desde niña, trabajitos sencillos primero, un poco más serios después. Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura, refiriéndose a Martí dijo que era una mina inacabable y realmente lo es, basta entrar en esa mina para salir con un pedazo de oro en la mano y otro en el corazón, yo lo he hecho muchas veces y nunca he salido con las manos vacías, siempre he encontrado algo bueno en Martí.

¿Qué es lo último que ha encontrado?

Un caballo para ti es el resultado de mi más reciente proyecto investigativo, concretado en estos meses de aislamiento social y que responde a una inquietud que me acompañó mucho tiempo cuando me percaté de la presencia recurrente en la obra martiana de citas alegóricas a los equinos. Es el animal que más menciona y con el que más se identifica.

Esta es una faceta poco explorada que revela la dimensión humana de Martí y la importancia que le confería a los animales, en especial, al caballo. Por ejemplo, siempre me llamó la atención el hecho de que en la primera carta que escribe a su madre durante su estancia en la finca Hanábana, ya describe su experiencia como jinete y solo tenía nueve años de edad. Pero, además, muere justamente cabalgando en pleno combate sobre su caballo Baconao en Dos Ríos.

Entre los epígrafes que componen el proyecto de libro que espera por el interés de algún sello editorial, se encuentran la visión del caballo alado, del corcel de batalla, el amor y el maltrato a los equinos, la polaridad del término, su condición de símbolo axial, y la experiencia martiana como jinete, entre otros.

Impresionante durante el proceso investigativo fue descubrir como todos sus contemporáneos coincidían en que Martí tenía una actividad nerviosa tal que parecía que vivía al galope de un brioso corcel. Pasaba incesantemente de una actividad a otra, argumento que el mismo aceptaría como parte de su naturaleza cuando dijo “(…) y yo cuando no tengo el alma a caballo, la tengo como muerta”. Sus amigos decían de él que era “el movimiento encarnado”.

Tantos años investigando a Martí ¿cuál ha sido el saldo?

Martí ennoblece y mejora, acercarse a él es crecer como ser humano. Su lectura compromete, obliga, nos invita a ser mejores. Yo creo que todo el que ha leído a Martí debe ser bueno, digno y amar la belleza en todas sus formas.

Aunque no nació aquí ¿qué significa para usted Holguín?

Es el escenario en el que he desenvuelto mi vida profesional, personal, laboral, aquí están todos mis recuerdos. No hay sitio de este pueblo en que yo ponga mis ojos y no evoque un momento especial de mi vida. He trabajado como profesora invitada en el exterior pero no cambio mi ciudad ni por París…aquí he amado y he sido amada, como mujer, como profesional, como persona…mi corazón está aquí.

Epg. Luis Ernesto Ruiz Martínez
Lic. en Educación, especialidad Matemática-Computación. Especialista en Docencia en Psicopedagogía. Metodólogo de la Dirección de Comunicación Institucional.

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