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#PsicologíaParaTuVida: percepción de riesgo ante la COVID-19

Regresa #PsicologiaParaTuVida en la primera sección de este año. Según múltiples investigaciones realizadas, algunas en nuestro país y otras en escenarios internacionales, la alta contagiosidad de la COVID-19 hace que, necesariamente, el éxito de las políticas para frenar su transmisión se base en que el público tenga percepciones precisas de los factores de riesgo y asuma un comportamiento consecuente con esta realidad.

Sin embargo, el propio efecto de nuestros estilos de afrontamiento, las diferentes creencias o percepciones de las personas o comunidades, la información con que se cuenta, la autorresponsabilidad, entre otros factores, conlleva vulnerabilidades y peligros ante esta enfermedad. Hoy te proponemos reflexionar acerca de estas cuestiones.

La percepción de riesgo de la población incide y determina la propagación de esta enfermedad. Pero, ¿de qué depende este aspecto?

Según múltiples investigadores, la percepción de riesgo es un proceso cognoscitivo en el que influyen las características y severidad del riesgo, las experiencias vividas, la cantidad y calidad de la información, los valores individuales y sociales, y los conocimientos sobre el fenómeno que causa el riesgo, entre otros aspectos. Por ello, de la manera en que se configure influirá en la conducta y comportamientos de los individuos o grupos, por lo que la instrucción y la autorresponsabilidad para con los demás son elementos que también entran en juego.

Diversos factores influyen en el aumento de la percepción de riesgo. Lima y Tullo (2017) refieren que “la percepción de riesgo depende de cómo se comunica la información sobre el origen del riesgo, los mecanismos psicológicos para el procesamiento de la incertidumbre y las experiencias previas de peligro”.

En una investigación realizada en La Universidad de La Habana, se evidenció la importancia de la utilización de los medios comunicación para conocer sobre la COVID-19 en Cuba, a través de la difusión de la información relacionada con la promoción y educación para la salud, fundamentada en la estrategia de comunicación del Ministerio de Salud Pública, como parte de la gestión gubernamental concebida en el Plan para la Prevención y Control del Coronavirus. (Pell del Río, Valdés, Gil, Amador, Cairo, Paneque, Lorenzo y Febles, 2021)

Los investigadores determinaron que la percepción de la gravedad de las consecuencias de contraer la COVID-19 estuvo atenuada en gran parte de los individuos con ilusión de invulnerabilidad por la confianza en el sistema de salud y el control desplegado por las autoridades sanitarias. La ilusión de la invulnerabilidad, la infravaloración del riesgo y el poseer información incompleta o equivocada pueden crear divergencias entre la conducta esperada y la real, que ponen en peligro los resultados y esfuerzos realizados, así como la salud de la población. (Pell del Río et al., 2021)

Calviño (2020) nos alerta además, que: numerosos efectos, que parten de nuestros estilos diferenciados de afrontamiento, puede traer consigo una percepción sobrevalorada de alarma, favorecida por una toma de consciencia tardía del problema, o una sensación de relajación por efecto de la disminución de la sensación de peligro que, sostenida en el tiempo, tiende a disminuir. Es decir, nos “acostumbramos” al peligro.

Y mientras, de manera perturbadora, las estadísticas en nuestro país apuntan a un considerable incremento de la incidencia de la enfermedad en la población, las contradicciones entre el interés marcado de las instituciones gubernamentales, por reducir la vulnerabilidad de la población, y los comportamientos de riesgo de comunidades, grupos humanos o individuos influyen en la evolución desfavorable de esta peligrosa enfermedad. Tal es así, que en los últimos días, 4 provincias han pasado a la etapa epidémica en la fase de transmisión autóctona limitada de la COVID-19, y sólo 5 se mantienen en la etapa de Nueva Normalidad. 

En este complejo escenario, solo nos queda activar el bombillo rojo, repasar nuestras conductas individuales, informarnos adecuadamente y cumplir estrictamente con las medidas orientadas. Incrementar la percepción del riesgo puede salvarnos y proteger, además, a nuestra familias, amistades y compañeros de trabajo. La disciplina, la acción responsable y consciente, partiendo del conocimiento oportuno y el entendimiento de nuestra situación son los principales antídotos contra la pandemia.

Calviño, M. (2020) Un poquito más. Disponible en http://www.cubadebate.cu/opinion/2020/05/08/un-poquito-mas/

Lima Pereira P, Tullo E. Percepción de riesgo ante eventos de salud urbana en trabajadores de epidemiología en Paraguay. Rev
Comun y Salud. 2017;7:61–79

Pell del Río, S; Valdés Santiago, D; Gil Rodríguez, A.; Amador Romero, F; Cairo Pell, K; Paneque Quevedo, A; Lorenzo Ruíz, A; Febles Elejalde, M. Percepción de riesgo durante el confinamiento por COVID-19 en una muestra cubana: resultados preliminares. En Anales de la Academia de Ciencias de Cuba; Vol. 11, No. 1 (2021): enero-abril

MSc. Lisneth Rodríguez Hernández
Licenciada en Psicología. Máster en Ciencias Sociales y Axiología. Directora de Comunicación Institucional, de la Universidad de Holguín.

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