Se dice que haber nacido mujer es uno de los mayores regalos que nos da la vida. Será por la delicadeza, ternura y devoción con que cada una de nosotras anda, día a día. Así llenamos el hogar, centros de trabajo, calles o lugares insospechados de amor, frescura, esperanza, cuidado y paciencia.
Se nos ve levantarnos temprano, hacer el desayuno, despertar a los niños, llevarlos a la escuela, despedirnos con un cálido beso y un apretado abrazo. Se suele decir que somos magas, especialmente, en la cocina cuando llega la hora en que toda la familia se reúne; cuando hay algo que arreglar en casa; cuando se debe mediar en una disputa; cuando la tristeza se desahoga en lágrimas y con su cariño, desaparecen.
La responsabilidad no es solo en el hogar; atraviesa avenidas hasta llegar al centro de trabajo o estudio. Allí la dinámica se transforma y tiene a las mujeres como protagonistas de jornadas diferentes. Similar sucede en la Universidad de Holguín, donde trabajadoras, estudiantes y profesoras enorgullecen con su esfuerzo a todos los que laboramos en el contexto universitario.
Ser una mujer en la sociedad actual es un reto, a pesar de que hemos tenido determinadas conquistas y determinada equidad, no igualdad. Ser mujer, para casi todas, es una persona que trabaja doble, es decir, que hace por dos, la mayoría de las veces. Es levantarse más temprano y acostarse más tarde. Cuando se nos mira, usualmente se nos ve como una figura sensible, en alguien que cuida, que acompaña. Ahora, ser una mujer profesional de la Historia que trabaja en la Universidad de Holguín es una responsabilidad. Asimismo, es un fenónemo interesante, pues tienes un espacio, un estatus, aunque muchas personas piensen que no, pero sí disfutamos de un reconocimiento social. Estar frente al aula; la manera en que te vistes, la forma en que transmites el conocimiento, en la que te expresas, en la que interrelacionas con los estudiantes, con los compañeros de trabajo, es un reto diario y es determinante para mí. Es por ello que me apasiona la docencia e investigar.
Ser mujer, para mí, es algo muy bonito. Sentimos amor por la familia, nuestros compañeros de trabajo, por la gente que nos rodea. Trabajar en la Universidad de Holguín me ha sido muy útil, no solo en mi labor de atención a los estudiantes becados, sino en la motivación por superarme. Es por ello que, me decidí a estudiar la carrera de Historia por Curso por Encuentro y tengo muchas esperanzas de terminar bien. Estudiar y trabajar al mismo tiempo me hace sentir que aprovecho las oportunidades y retribuyo al Estado. Muchas veces, incluso mis compañeras me dices: Ana, con tu edad, ¡qué energía tienes! Eso me da mucha fuerza de voluntad y ganas de seguir hacia adelante.
Me siento muy orgullosa de ser mujer, porque considero que es un condición muy importante. El hecho de trabajar aquí en la Universidad me hace sentir muy feliz, pues tengo muy buenas relaciones con mis compañeros, realizamos actividades por la Federación de Mujeres Cubanas. Me gusta levantarme todos los días temprano y saber que voy a cocinarle a los profesores, estudiantes, trabajadores y huéspedes que vienen hasta acá, siempre con mucho amor. Aquí me siento en familia. Así que aprovecho para felicitar a todas las mujeres en este día, especialmente, a las de la Universidad de Holguín.
Ser mujer es un privilegio. Me considero muy feminista e independiente, soñadora, luchadora; una mujer amante de la familia, de los amigos, de mi hijo, por sobre todas las cosas, y de mis padres, aunque ya no están. Ser una mujer universitaria me ha dado la posibilidad de alcanzar algunas herramientas para poder lidiar con diferentes procesos en la vida; de conocer un mundo maravilloso; de conocer a personas con mucho prestigio y preparación; de ser reconocida socialmente. Fui la primera universitaria entre mi familia de primos, gracias al apoyo y el empuje de mi madre para que pudiera alcanzar ese sueño. La Universidad me ha abierto muchas puertas, no solo las puertas de la superación personal y profesional, sino para llegar a comprender con mayor certeza la propia vida. Es importante que la mujer pueda ponerse retos y probarse que puede vencerlos.
Para mí significa mucho ser mujer y mujer cubana, porque somos fieles seguidoras del legado de Mariana, Celia, Vilma y de muchas de las heroínas de nuestra Patria, que dieron lo mejor de sí para que hoy gocemos de los privilegios que tenemos. Nos corresponde, además, la responsabilidad que nos caracteriza, con amor y delicadeza, contribuir desde nuestro pedacito al perfeccionamiento, por el cual atraviesa hoy la Revolución cubana. Como joven universitaria de la Universidad de Holguín me siento orgullosa de que los principales cuadros, la mayoría de profesores, trabajadores no docentes y estudiantes de nuestro centro seamos mujeres.
¡¡¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!!!