Pocas veces he conocido a un joven como él. Desde su humildad y talento ha logrado robar la creatividad y compromiso de quienes, a su lado, confían en que la juventud es el futuro convertido en esperanza.

Muchos fueron los años que dedicó a aunar pensamientos, a guiar y encauzar proyectos, a dedicar su tiempo a irradiar complicidad y buenos propósitos para con la Revolución cubana, una de sus grandes pasiones.

Desde el Periodismo, se formó como presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de la Universidad de Holguín, asumió la presidencia de su circunscripción; en los ratos de ocio, afianzó su inclinación por el baile en la “Forever” y en la actualidad contribuye a formar las nuevas canteras de profesionales de su especialidad como docente y secretario del Comité Primario de la UJC, de la Facultad de Ciencias Humanísticas.

Como todo joven, gusta de una buena lectura, de los ratos libres con los amigos y en especial, ejercer la locución con el equipo De Joven a Joven, un espacio que sale al aire cada sábado, a las 7:00 p.m., por la emisora provincial Radio Angulo.

Es por ello que, en reconocimiento a sus excelentes resultados en el estudio y a una actitud ejemplar y consecuente con los principios revolucionarios, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de la República de Cuba decidió otorgarle a Luis Alberto Periche Paterson, la Medalla José Antonio Echeverría, tercera condecoración en importancia, superada solamente por la Orden Julio Antonio Mella, y la Medalla Abel Santamaría.

¿En qué momento llegó la Medalla José Antonio Echevarría a la vida de Luis Alberto?

La condecoración llegó en circunstancias de mucha nostalgia y en medio de un cambio sustancial en mi vida personal y profesional. Es así que la medalla me la entrega la UJC como reconocimiento a mi trabajo en la vida estudiantil y por el aporte a la organización desde la posición que me tocó asumir durante estos años en las filas. Y es precisamente esa vida estudiantil activa la que ahora se comienza a extrañar. En estos momentos son otras las responsabilidades que he ocupado y el espíritu juvenil de los estudiantes ya se queda atrás, aun cuando se siga siendo joven.

Además, llega en un contexto en el que la vida profesional me obliga a emprender de forma diferente el trabajo de la UJC, y es realmente difícil mantener el mismo ímpetu y alcanzar similares logros a los de la vida estudiantil. No obstante, preciso continuar siendo lo que hasta ahora, pero en otro escenario, con otros retos y con el imperativo de seguir en la vanguardia.

¿En qué medida este reconocimiento potencia tus ganas de continuar al frente de los jóvenes, liderando, orientado, aunando…?

Uno trabaja por convicción, aun cuando sigamos año tras años lidiando con los mismos problemas e insatisfacciones juveniles, pero es ese optimismo lo que nos sigue movilizando hacia el mejoramiento humano y el funcionamiento de la organización. Siempre se confía en el compromiso de los que aportan y en la necesidad de que cada vez seamos más los que sigamos en la delantera. Se es joven comunista por convicción y ello entraña el compromiso moral de al menos, intentar hacerlo todo bien y de sumar a más.

Debo reconocer que esta condecoración es excepcional y me compromete, más aún cuando no fue una meta en el trabajo, sino una sorpresa que llegó en un momento oportuno y como colofón a mi vida estudiantil. Me responsabiliza y me llama a más trabajo, y si me sorprenden más condecoraciones, pues bienvenidas. (Sonríe)

¿Consideras que eres un joven diferente a otros que, por elección propia, desconocimiento o apatía no desean asumir el rol de líder estudiantil y de alguna manera, este reconocimiento puede cambiar su mirada a la UJC?

No voy a negar que he sido muy cuestionado, incluso hasta por mi familia. Sucede que mis responsabilidades no han sido solo en la UJC. Creo que en todos los escenarios en los que he estado me ha tocado asumir alguna tarea, aunque haya sido el responsable de la limpieza. (Sonríe)

Eso me ha restado mucho tiempo hasta en mi vida personal y es cierto que la gente en ocasiones me cuestiona por una entrega que para ellos no es justificada. Es común que muchos jóvenes se aíslen de las responsabilidades de dirección y de asumir tareas porque prefieren dedicarlo a cuestiones personales. Pero resulta que para mí asumir tareas, también está dentro de mis intereses personales por la convicción de la que ya te hablé. Me siento cómodo así y a veces considero que me falta algo cuando ando inactivo.

La gente que suele vivir aislada y pasar por pasar se acostumbra a ese modo de vida. Ojalá y a mis colegas les sirva de incentivo, aunque siento que ellos de cierto modo, también son parte de mis éxitos, porque han estado cerca o me han ayudado a construirlos.

Durante tu vida como estudiante universitario tuviste la oportunidad de dirigir una organización que sigue liderando la creatividad juvenil, ¿qué significó para ti haber transitado este camino que te permitió ser merecedor de esta medalla?

A la FEU se lo entregué todo, de manera literal, claramente, aunque siempre me quedó la insatisfacción de lo que pudo hacerse mejor o no se hizo. Aprendí mucho en esa organización y ella me ayudó a crecer política y personalmente. Me hizo madurar y lo que soy hoy como profesor universitario tuvo sus ciernes en las brigadas y en cada proceso en el que me vinculé como estudiante.

De la FEU y mi Universidad logré mis amigos, mis profesores que aún lo son, los espacios y sueños compartidos y el puñado de historia que no tiene fin.