Las ansias se evidenciaban en los rostros juveniles. Toda la mañana habían estado esperando por el momento anunciado. El salón de la Sede Celia Sánchez, de la Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya quedó pequeño para acoger a todos los estudiantes y profesores, tanto de este centro de altos estudios como de la Facultad de la Cultura Física en el territorio, que querían ver, escuchar, tocar, de ser posible, al héroe que por estos días se ha convertido en un holguinero más.
Texto y fotos: Yanelis Martínez
Estudiante de Periodismo
Las ansias se evidenciaban en los rostros juveniles. Toda la mañana habían estado esperando por el momento anunciado. El salón de la Sede Celia Sánchez, de la Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya quedó pequeño para acoger a todos los estudiantes y profesores, tanto de este centro de altos estudios como de la Facultad de la Cultura Física en el territorio, que querían ver, escuchar, tocar, de ser posible, al héroe que por estos días se ha convertido en un holguinero más.
Cuando llegó la emoción afloró. Tras la presentación, descripción y retos de la universidad holguinera, expuesta por el rector Reynaldo Velázquez, Fernando aprovechó para agradecer a los holguineros y especialmente a los jóvenes por el papel jugado en la batalla por su regreso, por su protagonismo y ser abanderados de su causa. Como en sus otras visitas, en esta también primó el diálogo, instado por Fernando para conocer las opiniones de los universitarios del territorio.
Entre poesías de profesores y alumnos y preguntas transcurrió la mañana. Se conversó sobre los momentos en la prisión, la convicción del regreso, la significación de tener la oportunidad de realizar esta misión. Ante la interrogante de cómo lograr sobrevivir y adaptarse a un régimen carcelario como el de los Estados Unidos, Fernando respondió que todo se debió al respeto, pues una persona que actúa respetuosamente con los demás solo puede recibir a cambio respeto.
Al indagar sobre las razones que le hicieron a él y a sus compañeros resistir, el héroe contestó que lo esencial era saber que existían personas así, como los jóvenes, que existían más de once millones de personas que estaban seguras gracias a su trabajo y que así garantizaban la sonrisa de un niño, que ese mismo niño fuera a la escuela y se convirtiera en profesional sin importar su origen o ingresos económicos. Pero que sobre todo le dio razones el hecho de ser cubano, que eso es algo que es inherente a nosotros, que no se piensa, simplemente se lleva por dentro, es como los genes.
Cuando le solicitaron un mensaje para los jóvenes en medio del contexto en el que se habla de restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, señaló que no se puede perder de vista que siempre el objetivo de las diferentes políticas estadounidenses ha sido lograr el control sobre Cuba, por lo que es indispensable que la juventud conozca la historia de nuestro país, de dónde venimos y sobre todo que se preparen, esa sería la mejor forma de hacer frente a cualquier maniobra.
Como reconocimiento y recuerdo de la Universidad holguinera Fernando recibió de manos del Rector la Distinción 40 Aniversario, galardón con el que se reconoció a destacados educadores en el marco de este cumpleaños del Centro de Altos Estudios.
Por su parte el Decano de la Facultad de Cultura Física también hizo su presente al héroe: un reconocimiento y el libro Fidel y el deporte.
Aunque no deseada pero inevitable, la despedida no podía ser diferente: una avalancha juvenil se le vino encima en busca del beso, el abrazo, la fotografía que un día pueda servir como prueba de que estuvimos allí, tuvimos al héroe de carne y hueso con nosotros y se mezcló en nuestra amalgama como el mejor de los universitarios, pues como él mismo dijo todavía se siente como tal.
