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La Protesta de Baraguá: símbolo del espíritu de lucha de los cubanos

Por Liban Fernando Espinosa Hechavarría / Estudiante de Periodismo

Diversos factores como: la desunión, la dispersión y el caudillismo arrinconaron la Guerra de los Diez Años hasta el callejón del Pacto del Zanjón, donde el colonialismo español pretendió una injusta paz en los precisos instantes en que los mambises reasumían la iniciativa en Oriente y Las Villas. Aún así, se demostró que todavía en muchos hombres de este país, el decoro permanecía inalterable y que el Pacto del Zanjón era una simple tregua, una breve interrupción de la guerra y no una salida y que se volvería a combatir hasta lograr la verdadera libertad.

El 21 de febrero de 1878, Maceo, escribe a Martínez Campos. Le dice que conoce por Gómez, Rodríguez y Cedeño, comisionados del Departamento Central, lo pactado en Camagüey: «Oriente y Tunas se hallan en condiciones de continuar la lucha, no están de acuerdo con la resolución de la Junta del Centro». Termina solicitando entrevistarse con él y pide cuatro meses de suspensión de hostilidades para consultar la voluntad de todos los distritos que componen ese departamento.

El 15 de marzo de 1878 se realizó la entrevista entre los generales Antonio Maceo y Arsenio Martínez Campos y allí, entre halagos de su homólogo español, Antonio Maceo concretó su posición en pocas, pero con precisas palabras que no fueron de conciliación.

Martínez Campos llegó a Mangos de Baraguá conducido por José Cefí Salas y después de realizar su presentación y la de sus acompañantes, pronunció breves palabras de introducción a la conferencia.

Por su parte, el general Maceo presentó a sus acompañantes y de inmediato comunicó a Martínez Campos que no estaban de acuerdo con el pacto firmado, ya que con el mismo no se lograba la independencia de Cuba, ni la abolición de la esclavitud. Posteriormente hablaron el general Manuel Calvar y el doctor Félix Figueredo, quienes reforzaron los planteamientos hechos por Maceo. Seguidamente Martínez Campos replicó:

―Pero es que ustedes no conocen las bases del Convenio del Zanjón.

―Sí ―interrumpió Maceo― y porque las conocemos es que no estamos de acuerdo.

Martínez Campos trató de leer el documento, pero Maceo no se lo permitió al plantearle:

― Guarde usted ese documento, que no queremos saber de él.

La Protesta de Baraguá fue la respuesta política que colocó en primer plano los objetivos básicos por los cuales los cubanos se habían lanzado a la lucha contra el gobierno español y que, contenidos en el Manifiesto del 10 de Octubre dado a conocer por Céspedes el día que se lanzara a la lucha, fueron defendidos durante diez años por miles de cubanos en los campos de batalla a lo largo de la Isla.

La protesta es considerada en Cuba un importante símbolo del espíritu de lucha de los cubanos, debido a que demostró que los jefes, oficiales y soldados, a pesar del desgaste de la guerra, estaban dispuestos a continuar con la lucha hasta lograr su independencia. Este hecho constituyó la reafirmación expresa del amor a la independencia y a la justicia social, legando a las generaciones el orgullo que los cubanos jamás han sido vencidos ni derrotados.

Yusmel Pérez Figueredo
Graduado de Historia del arte por la Universidad de Oriente (2002). Profesor de Historia del arte y Arte cubano de la Universidad de Holguín. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.

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