Por Yanela González

En ocasiones anteriores, estuvimos conversando sobre las ventajas del multilingüismo. Las mismas cubrían disímiles aspectos de nuestras vidas, que iban desde la salud hasta el factor económico. En el caso de la infancia, los beneficios de aprender y hablar otro idioma a la par de la lengua materna son inimaginables.

En nuestra sección, nos concentraremos en la importancia que tiene para la salud y los beneficios socioculturales del bilingüismo en niños, por ser estos 2 aspectos los más relevantes durante la niñez.

Desde la neurociencia, numerosos estudios han reafirmado en múltiples ocasiones lo positivo de fomentar el ser bilingües desde muy pequeños, tan pequeños como antes de los 4 meses de edad. Un estudio de Núria Sebastián-Gales, Universidad Pompeu-Fabra, y de Laura Bosch, Universidad de Barcelona, planteó cómo hasta esa corta edad los bebés diferencian perfectamente entre 2 lenguas, pues distinguen los fonemas a la perfección, y a partir de los 5 meses, la habilidad innata empieza a decaer.

Esto no quiere decir que si no nos empezaron a enseñar otra lengua en esa etapa estamos perdidos en ese aspecto, ni mucho menos, ya tuvimos una sección sobre la edad y el aprendizaje de lenguas. Sin embargo, mientras más temprana es la exposición al idioma extranjero,  más beneficioso resulta para el individuo en todos los sentidos.

Las posibilidades que brinda el ser bilingües desde pequeños en el aspecto de la salud, está directamente relacionado con el desarrollo intelectual de la niña o el niño. Las conexiones neuronales de los bilingües son diferentes a las de los monolingües, y los primeros logran una mayor capacidad cognitiva concreta, y habilidades lógicas más fuertes. Esto se debe a que se desarrolla la función ejecutiva del cerebro, cuyo objetivo es dirigir el proceso de atención para planear y organizar mejor. De igual manera, su capacidad de concentración, flexibilidad mental y creativa aumentan, acompañado del desarrollo de la habilidad para realizar más actividades al mismo tiempo.

Para los niños bilingües es más fácil aprender nuevas palabras; descomponerlas por sus sonidos mientras se aprende a hablar y leer; agrupar palabras por categorías; resolver problemas y aprender nueva información. Además su comprensión auditiva mejora. Y de manera general, todo este desarrollo del sistema cognitivo, retrasa el envejecimiento del cerebro.

Añadido a todas estas ventajas, el elemento sociocultural, que juega un papel importante en el crecimiento y desarrollo de los niños, se ve favorecido por el bilingüismo. Entre estos beneficios, podemos mencionar entonces que el ser bilingües ayuda a los pequeños a aumentar su capacidad para socializar y vencer la timidez. También, fomenta la inclusión social y favorece la integración con personas de diferentes nacionalidades.

Si consideramos, además, todos los aspectos positivos que traerá para el niño esta habilidad a medida que crece y durante su vida adulta, no dudaremos en afirmar, que el estudio de otros idiomas desde la niñez es una llave que abre las puertas a incontables oportunidades para crecer en y desde muchos aspectos de la vida.