Por Luis Rodríguez G/Departamento de Marxismo Leninismo e Historia

El corazón del pueblo cubano es un Girón gigante, síntesis de todos los girones urgidos durante los últimos sesenta años, en la gran batalla elegida para construir la sociedad soñada contra la voluntad de un imperio, el país más poderoso del mundo.

Así se puede hablar, entre otros, de un Girón contra el brutal bloqueo económico, los atentados y daños a la economía y la guerra biológica; de un Girón frente a las bandas contrarrevolucionarias y el terrorismo de estado; de un Girón ante la guerra ideológica y subversiva para destruir los símbolos, la identidad, la cultura, cuya última expresión es el mercenarismo en las redes sociales, promotor de una ruptura del orden social cubano ¡Tantos girones como el que hoy nos ocupa! El Girón de abril de 1961, signo genuino del amor, la bondad y la valentía de un pueblo decidido a ser él, libre, soberano.

Ese Girón se recuerda hoy con infinito y sublime orgullo, sellado con la sangre de cada uno de los milicianos caídos, en el emblema del artillero, “el profe” Eduardo García Delgado, quien dedicó su último aliento para escribir con su sangre Fidel.

A partir del día 15 de abril se amontonaron los acontecimientos y cada día fue un Girón: el 16, el Día del Miliciano, donde, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, en el sepelio de las víctimas del bombardeo simultáneo a tres aeródromos el amanecer del día anterior, proclamó el carácter socialista de la Revolución, la “de los humildes, por los humildes y para los humildes”.

El día 17, cuando inició la invasión mercenaria, preparada, dirigida y financiada por el gobierno de los Estados Unidos, con el fin de derrocar la naciente Revolución cubana, se fue al combate a defender el Socialismo. Y desde entonces, tres días y dos noches de intensos combates bastaron para derrotar la agresión ejecutada directamente por la CIA. Se frustraron los intentos de formar una cabeza de playa para establecer un gobierno provisional y solicitar, entonces, el reconocimiento y la intervención de EE. UU y la OEA. Sobrevinieron los días del artillero, del tanquista, y el Día de la Victoria. Los combates culminaron el 19 de abril en Playa Girón, con una gran victoria miliciana.

La derrota del imperialismo yanqui en su invasión al suelo cubano trascendió con una dimensión histórica no calculada para los enemigos de la Revolución. Sin embargo, Fidel, quien dirigió el combate con las armas y con las ideas, ya la había concebido. Y la resumió cuando dijo quince años más tarde: “Porque dígase, lo que se diga, a partir de Girón todos los pueblos de América, fueron un poco más libres”.