Por Claudia Arias Espinosa y Darianna Mendoza Lobaina/Ahora.
De niña, Claudia Canales Torres fue muchas cosas: campeona provincial de natación, bailarina del Proyecto Fantasía del Teatro Lírico Rodrigo Prats y ganadora de concursos de animación. Tiempo después, se convirtió en amante del cine de culto, lectora empedernida, estudiante de Licenciatura en Turismo y presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (Feu) en la Universidad de Holguín (UHo). Y un poco más acá, forma parte de los jóvenes que, atendiendo las exigencias de su tiempo, ocuparon la primera línea en el enfrentamiento de la COVID-19 y otras tareas priorizadas por el país.
Con la pandemia, desde el 2020 la docencia adquirió otros matices…
Hubo que adaptarse a estar en casa y convertirla en aula, autoprepararnos y volvernos más independientes. Sabemos que no es lo ideal, pero es lo más seguro para todos. Además, el claustro y la administración se esfuerzan para que los jóvenes vivamos juntos esta experiencia con la mayor calidad posible.
Como dirigente de la Feu tuve que ayudar a articular el funcionamiento tanto orgánico como docente desde la no presencialidad; motivar a los compañeros a ser protagonistas, proactivos ante las tareas de impacto y la docencia virtual.
Más allá del ámbito universitario, ¿cuál ha sido tu experiencia en la lucha contra la COVID-19?
Con ese fin, en mayo se creó el Contingente “Julio Antonio Mella”. Una de las primeras tareas fue apoyar el trabajo en la zona roja del Hospital Clínico Quirúrgico y hasta allí llegamos cuatro jóvenes de la UHo.
En septiembre, ante el primer rebrote, me vinculé junto a mis compañeros al Centro de Aislamiento de la sede Manuel Fajardo y después, al Hospital Militar de Holguín.
Con las aplicaciones Portero y Alcancé, trabajé en la organización de las colas en Alcides Pino, el Distrito Lenin y San Andrés. Además, integré el Contingente de Apoyo al Transporte y estuve recientemente, otra vez, en el centro de aislamiento del Fajardo.
La producción de alimentos es otra de las prioridades del país…
Sí, y las actividades productivas forman parte de la cotidianidad de los jóvenes holguineros. El organopónico de “El Coco”, “La Yuraguana” y “Las Lucías”, las fincas “Nuevo Mundo” y “El Progreso”, entre otros, fueron los espacios donde cumplimos el precepto martiano de que “si el hombre sirve, la tierra sirve”.
La totalidad de los estudiantes de Ingeniería Agrónoma se vincularon a diferentes zonas y formas de producción en la provincia, fomentando el vínculo universidad-empresa con el Ministerio de la Agricultura.
Hoy, continuamos apoyando los programas destinados al logro de la soberanía alimentaria, además de las áreas de autoconsumo en las sedes universitarias.
A este complejo contexto se suman campañas desestabilizadoras enfocadas, sobre todo, en los jóvenes. ¿Qué opinas como parte de ese sector-objetivo?
Estos son tiempos de definiciones. Estoy feliz y segura de saber que somos muchos los jóvenes que estamos del lado de los que crean y fundan, prestos a pensar como país.
En los últimos meses hemos tenido que batallar intensamente, sobre todo en las redes sociales, en una guerra mediática, profundamente sensacionalista, que fabrica personajes y símbolos. Nos encargamos de hacerle la contrapartida a tanta patraña, publicando nuestra realidad.
Una experiencia que me marcó fue el avispero del 7 de diciembre, cuando tomamos las calles por asalto para hacer un Diálogo en Revolución, desde nuestra posición como revolucionarios, desde lo que implica ser jóvenes en la Cuba de hoy.
La UHo es un espacio para crecer, ¿cuáles son esos centímetros que has incorporado a tu estatura en estos tres años?
En lo docente, una carrera certificada de Excelencia y un claustro maravilloso que te incita constantemente a superarte. En cuanto a la vida estudiantil, un amplio espectro extensionista que me permitió cosechar logros en la cultura, el deporte y la actividad científica. También atesoro como míos cada resultado de la Feu, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y la UHo, pues ahí estuvo mi granito de arena.
Lo que más disfruto es ir a una Casa de Niños sin Amparo Familiar para hacer de payaso, jugar y hablarles de quién es Camilo Cienfuegos de una manera diferente; que la carrera de Turismo venza a la de Contabilidad y Finanzas en las Neurolias; organizar el Festival de Artistas Aficionados… Vivir con tus compañeros experiencias inolvidables, más allá del pupitre.
En ese trayecto, ¿qué has aprendido como líder estudiantil?
Cuando se trata de representar, para mí son muy importantes el humanismo y la empatía. Pienso que somos, ante todo, un grupo de amigos, jóvenes que trazan su futuro desde circunstancias y puntos de vista diferentes, pero todos con un objetivo común.
Un secreto que voy a revelar… Trato de llevar a la práctica todo lo que he aprendido sobre gestión en mi carrera, sobre todo la Dirección Estratégica. Cada vez que aprendo algo nuevo analizo cómo puedo vincularlo a mi labor como presidenta de la Feu y, de manera general, a mi cotidianidad.
Es bastante difícil, pero soy capaz de lograrlo gracias a las personas de las que me rodeo: mi familia, mi novio, mis amigos, mis guachas, mi consejo de la FEU… que lo mismo están en el surco que en una fiesta, en las verdes y en las maduras…
¿Qué es lo que más extrañas de la antigua normalidad?
Estar juntos; aquellos tiempos en los que la masividad no era un impedimento para soñar, aunque siempre digo que en tiempos de pandemia para los jóvenes no se trata de cortarnos las alas, sino de aprender a volar en las nuevas circunstancias.
El 2020 le dio la oportunidad a la comunidad universitaria de crecerse y demostrar que somos jóvenes de nuestro tiempo. Como expresara en el mes de julio nuestro presidente, hemos enfrentado nuestro Moncada, nuestra Sierra, nuestro Girón y hemos salido victoriosos en cada batalla.
