En las acciones del 13 de marzo de 1957, más de treinta asaltantes perdieron la vida, y cuatro más fueron sorprendidos y asesinados por la policía batistiana días después, el 20 de abril.

Con el asalto al Palacio Presidencial y la emisora Radio Reloj, un grupo de jóvenes pertenecientes al Directorio Revolucionario, con José Antonio Echeverría como líder, se dispusieron a ajusticiar al tirano y llamar desde allí a todo el pueblo cubano a sumarse a la lucha. Los que llevaron a cabo uno de los hechos más singulares de la Revolución cubana apenas rebasaban los 20 años cuando decidieron, sin desconocer el peligro, realizar tan temeraria acción.  

La voz de quien se ganara el honor de ser Presidente eterno de la Federación Estudiantil Universitaria, quedó inmortalizada en su conocido llamado al pueblo en esa ocasión. En un fragmento de su alocución expresa: ¨Y somos nosotros, el Directorio Revolucionario, los que en nombre de la Revolución Cubana ha dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio. ¨

Para los efectos prácticos, esta acción no cumplió sus objetivos. Sin embargo, marcó el compromiso y el deber de la juventud cubana de insertarse en la pelea por llevar a cabo la Revolución.

Los que ofrendaron su vida en la conquista de una patria nueva son motivo de inspiración y guía para los jóvenes actuales. El homenaje no consiste solo en depositarle flores y actos de recordación, sino en acudir a reafirmar su compromiso con la causa justa de hoy.

El asalto lo realizan jóvenes enmascarados que, en centros de aislamiento, de investigación o en las calles, luchan contra la pandemia, sobreponiéndose al miedo. El ejemplo lo dan los que mantienen la producción para que todo un país continúe construyendo nuestro proyecto de nación.