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Desarrollan jóvenes Bastión Universitario en tributo a Fidel (+Fotos)

Educar a nuestros jóvenes en la adecuada preparación para la defensa del país es el objetivo que persigue la realización del Bastión Universitario, que este año tuvo una significación especial. Dedicado al aniversario 95 de la FEU y en tributo al primer año de desaparición física de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, el acto central tuvo lugar en la sede Oscar Lucero Moya, de la Universidad de Holguín, con la participación de estudiantes y docentes.

Glessler Ramos, presidente de la FEU en la institución convidó a los jóvenes a preservar el legado conquistado por Fidel, quien siempre tuvo confianza en los pinos nuevos y abogó por su preparación y compromiso con la Patria.

En entrevistas realizadas a estudiantes de la sede José de la Luz y Caballero, refiere el profesor Yusmel Pérez, de la DIRCOM que el joven, Yirber Emilio Socarrás Díaz, de primer año de la carrera de Licenciatura en Psicología pedagogía participa por primera vez como universitario en las tareas de la defensa.

Sobre sus expectativas acerca de este momento afirmó: Me siento Revolucionario. Al preguntarle sus criterios sobre el Bastión dijo que para él participar en el Bastión Estudiantil significa mucho porque es dar un paso de apoyo a la Revolución, es decir Yo soy Fidel. Significa reafirmar mis convicciones revolucionarias, mis principios martianos.

Por su parte Isis Fruto Rojas, de segundo año de Licenciatura en Lenguas extranjeras Inglés expresó que es el apoyo como estudiante para la Revolución. Es manifestar que los jóvenes no estamos aparte, sino que tenemos un papel importante en la obra revolucionaria. Estar aquí es una manera de continuar el legado de nuestro Comandante.

Ambos participaron en la organización del acto de apertura del Bastión Universitario en la sede José de la Luz y Caballero de la Universidad de Holguín, que estuvo dedicado al primer aniversario de la desaparición física de Fidel y al 95 de la FEU.

Entre las múltiples actividades planificadas, la comunidad universitaria fue protagonista de charlas, conferencias, intercambios con especialistas de la defensa, así como en la proyección de materiales audiovisuales.

Uno de los momentos más importantes ocurridos en la jornada fue la intervención del MSc. Víctor Aguilera Nonell, presidente de la Cátedra Honorífica sobre estudios del pensamiento de Fidel Castro. A continuación, publicamos íntegramente el discurso que pronunciara en nombre de su equipo de trabajo y de la comunidad universitaria.

Jornada de Bastión Estudiantil. Palabras de tributo al Comandante en Jefe por el MSc. Víctor Aguilera Nonell, presidente de la Cátedra Honorífica dedicada al estudio de Fidel Castro . Desarrollado en la sede Oscar Lucero Moya, el 23 de noviembre de 2017. UHO FOTO/Yudith Rojas Tamayo
Jornada de Bastión Estudiantil. Palabras de tributo al Comandante en Jefe por el MSc. Víctor Aguilera Nonell, presidente de la Cátedra Honorífica dedicada al estudio de Fidel Castro . Desarrollado en la sede Oscar Lucero Moya, el 23 de noviembre de 2017. UHO FOTO/Yudith Rojas Tamayo

Discurso:

CÁTEDRA PENSAMIENTO Y OBRA DE FIDEL CASTRO RUZ

Compatriotas

Hace un año, los cubanos recibimos la noticia que nadie quería escuchar: Fidel, nuestro padre, nuestro maestro, nuestro guía, pasaba a la inmortalidad y se arraigaba en nuestros corazones para siempre. El pueblo enmudeció, las ciudades y campos lloraron en silencio amoroso, los jóvenes comenzaron a desplegar una consigna que iluminaría las honras fúnebres como una señal de compromiso revolucionario: ¡YO SOY FIDEL!

Fidel condujo al pueblo cubano al pedestal más alto de la Historia. A fuerza de talento, capacidad aglutinadora, que le permitió fraguar la unidad política e ideológica de la nación, su coraje y valor a toda prueba, la lealtad a los ideales martianos y de nuestros padres fundadores, el sentido de respeto a la Historia como continuidad, su fe infinita en el futuro y en el pueblo, su optimismo, su dominio de lo mejor de la cultura universal, su arte de conjugar la política con la ética, su humanismo revolucionario, su previsión del futuro desde posiciones auténticamente marxistas, su sencillez y humildad que le permitieron renunciar a cualquier bien material y ponerse a la lado de los pobres de la tierra, lo situaron por derecho propio al frente de una Revolución y un pueblo heroico que constituyen la admiración y la esperanza de los pueblos oprimidos de la Tierra.

Fidel nos hizo despertar de la ignorancia y nos convirtió de un pueblo servil a un pueblo dueño de su destino bajo su guía y magisterio. El 22 de diciembre de 1961, en la plaza de la Revolución, en medio de la alegría por el triunfo, Fidel exclama: “Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de júbilo mayor, ningún minuto de legítimo orgullo y de gloria, como este en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados.”

Una de las grandes enseñanzas de Fidel al pueblo cubano y a todos los revolucionarios del mundo es que por la defensa de las causas justas es preferible morir antes que denigrar la dignidad humana. Cada vez que el imperio y sus lacayos impusieron una medida o una ley contra la nación, más alto se izaron las banderas del patriotismo, del internacionalismo, de la dignidad de nuestro pueblo y su Revolución. Ante las amenazas, el pueblo no tembló, no se arrodilló, no pidió más que el fusil o la azada. Con Fidel al frente de todas las batallas, los enemigos quedaron siempre ridiculizados y la Revolución fortalecida.

Fidel Castro nos mostró que lo más importante de un país son sus virtudes morales que se forjan en las relaciones laborales y estudiantiles, en el cumplimiento de sus deberes cotidianos.

El problema de las actitudes cotidianas como reflejo moral de los hombres es reiterado por nuestro Comandante con sentido crítico, pues el pueblo tiene reacciones heroicas en los instantes supremos, en los combates; pero su conducta en la disciplina, puntualidad y cumplimiento diario de sus obligaciones es aún insatisfactoria. Por ello insiste en la necesidad de luchar y tener un constante espíritu crítico, de vigilancia colectiva y de perfeccionamiento.

No es casual que escogiera el 13 de marzo de 1991 para decirle a los jóvenes: “Voy a decir algo, con el deseo de que ninguno de ustedes lo olvide. La Revolución, la independencia del país, la libertad del país, el honor del país, la fuerza del país no es nadie, sino cada uno de ustedes.

Yo digo que esta idea es muy importante. Cada uno de ustedes debe decir: ¡Yo soy la Revolución!, ¡yo soy la independencia del país!, ¡yo soy el honor del país!, ¡yo soy la fuerza, el ejército del país!, dondequiera que esté, solo, aislado, o en un grupo, o en una patrulla, en un pelotón, en un batallón, o solito. Ustedes deben decir como dijimos nosotros, aquel grupito que perseveró: Nuestra causa es justa, nuestra causa triunfará; no importa las ventajas de armas del enemigo, nuestra causa triunfará; no importa el poder del enemigo, nuestro pueblo triunfará.”

“Este concepto es muy importante, porque mientras exista un hombre o una mujer habrá Revolución, habrá independencia, habrá patria, habrá fuerza. Dondequiera que se encuentre, en una montaña, en un sótano, entre las ruinas de un edificio derrumbado, en una trinchera, en una calle, detrás de un árbol, al lado de un tronco en las montañas; mientras haya un hombre y una mujer con esas ideas y con esa convicción, habrá patria, habrá Revolución “

Este principio fidelista hay que aplicarlo todos los días porque la guerra que se libra hoy contra Cuba es de pensamiento, el enemigo apuesta porque no pensemos, que ni siquiera tengamos la capacidad de criticar, nos incita al consumismo, aspira a enajenarnos a entretenernos con zanahorias enlatadas, a borrarnos de la faz de la tierra como nación.

Fidel insistía en la necesidad del debate, de la búsqueda de argumentos, en el estudio de nuestras   concepciones como armas para enfrentar las mentiras   elaboradas desde los Centros de Poder Mundial, así les expreso a los jóvenes y al pueblo el 4 abril de 1992:

“Nosotros no somos religión y no somos dogma; pero nuestros principios y nuestras ideas fundamentales y básicas, nuestros argumentos tenemos que repetirlos, si es necesario, no solo todos los años, sino todos los meses, todos los días, todas las horas; porque la verdad hay que repetirla una vez, diez veces, mil veces, un millón de veces, si es necesario, si es que queremos que se difunda, si es que queremos que se conozca, si es que queremos que se comprenda …

Y agregaba posteriormente: “Hay que actuar con absoluta honestidad, sin demagogia ni concesión a la blandenguería y el oportunismo. Los militantes revolucionarios tienen que ser ejemplo. Deben dar y recibir confianza. Entregarlo todo por el pueblo, hasta la vida si fuera necesario”.

Otro 13 de marzo, esta vez en 1962 decía a los jóvenes universitarios: “¿Y qué tiene que ser la Revolución? La Revolución tiene que ser una escuela de revolucionarios, … de hombres valientes, la Revolución tiene que ser una escuela de pensamiento libre, la Revolución tiene que ser una forja de caracteres y de hombres; la Revolución tiene que ser, ante todo, fe en sus propias ideas, aplicación de sus ideas a la realidad de la historia y a la realidad de la vida… ¡Guerra al privilegio! ¡Guerra a todo lo que sea debilidad, a todo lo que sea acomodamiento!¡… ¡Y empecemos, compañeras y compañeros, empecemos a hacer lo que la historia espera de nosotros, lo que la patria espera de nosotros, lo que América espera de nosotros, lo que el mundo espera de nosotros, con espíritu verdaderamente revolucionario, con espíritu verdaderamente nuevo, con espíritu verdaderamente creador, donde la piedra de toque de cada hombre y cada mujer de la patria sea el mérito, sea el espíritu de sacrificio, sea la conciencia revolucionaria, sea el amor a la Revolución”  

Con insistencia se dirigió a las nuevas generaciones para educarlas, motivarlas hacia las grandes tareas presentes y futuras, advertirles los peligros. El 26 de julio de 1998 decía: “Un árbol se puede caer porque tenga raíces flojas, pero ningún árbol de raíces profundas podrá ser arrancado jamás, y tenemos millones de ciudadanos con raíces profundas y un pueblo de raíces profundas. Sepan captarlos, sepan comprenderlos nuestros jóvenes instruidos y cultos; sepan beber de la historia; sepan alimentarse de la gloria de nuestra patria, de sus tradiciones, de sus valores, cómo se alimenta a los niños del pecho de las madres. No se dejen confundir por nada, no se dejen engañar jamás por nadie. Esa es nuestra esperanza, y que este país jamás retroceda, que esta Revolución jamás retroceda, que toda la dignidad y la gloria que hemos adquirido no puedan destruirlas nunca. Ese es nuestro compromiso y ese es nuestro juramento con nuestros mártires gloriosos, con nuestros muertos heroicos”.

En el discurso por el aniversario 60 de su ingreso a la universidad, efectuado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005 reflexiona:

“Les hice una pregunta, compañeros estudiantes, que no he olvidado, ni mucho menos, y pretendo que ustedes no la olviden nunca, pero es la pregunta que dejo ahí ante las experiencias históricas que se han conocido, y les pido a todos, sin excepción, que reflexionen: ¿Puede ser o no irreversible un proceso revolucionario?, ¿cuáles serían las ideas o el grado de conciencia que harían imposible la reversión de un proceso revolucionario? Cuando los que fueron de los primeros, los veteranos, vayan desapareciendo y dando lugar a nuevas generaciones de líderes, ¿qué hacer y cómo hacerlo? Si nosotros, al fin y al cabo, hemos sido testigos de muchos errores, y ni cuenta nos dimos.

Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra.

Posteriormente en respuesta al Mensaje de la juventud Comunista, 23 de junio de 2007 expresa: “Si los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes.”

Nos mostró también que el mejor tributo a los mártires “…tiene que ser como un examen de la conciencia y de la conducta de cada uno de nosotros, tiene que ser como un recuento de lo que se ha hecho. Porque la antorcha moral, la llama de la pureza que encendió nuestra Revolución, hay que mantenerla viva, hay que mantenerla limpia, hay que mantenerla encendida”.

Por eso hoy, compatriotas, cada uno de nosotros debe meditar con profundo sentido crítico y de lealtad a los ideales del Comandante, qué nos falta por hacer, cuánto más podemos aportar a la obra revolucionaria, qué tiempo real dedicamos al perfeccionamiento de la calidad de la educación superior, al estudio como placer, a la docencia, a la investigación y al trabajo político desde nuestros espacios cotidianos, cuánto podemos aportar con nuestro trabajo intelectual y práctico a la concreción de los ideales fidelistas y al combate contra toda posición ideológica que pretenda distorsionar o borrar su pensamiento y su obra.

Estudiemos a Fidel desde Fidel, bebamos de la fuente de su sabiduría no como héroe del pasado, sino como compañero de batallas, porque Fidel nos trajo el futuro, nos los mostró y nos enseñó que en el camino para llegar hasta allá hay adversarios, traidores, pesimistas, a los que hay desafiar “dentro y fuera del ámbito social y nacional”, pero confió en su pueblo, en sus jóvenes, en nuestra cultura para combatir con argumentos, en nuestra capacidad de resistencia, en nuestra “convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y de las ideas”

Fidel se marchó invicto-como dijo Raúl-; pero su pensamiento, su obra, los principios que nos enseñó, sus métodos de estudio y de dirección revolucionaria, su fe infinita en la victoria y en la unidad de los cubanos en torno al Partido, la inconformidad por lo realizado, la impaciencia porque las tareas sean de mejor calidad, será la brújula que oriente la vida y la actividad de las presente y futuras generaciones.

Si un día Fidel dijo de Martí que era el más universal de los cubanos hoy podemos decir con toda justeza que el pueblo cubano cuenta con el caudal y la obra de dos hombres universales que rebasaron su época y serán para todos los tiempos por venir, modelos de intelectuales, políticos y revolucionarios, contemporáneos y compañeros de lucha.

¡Hasta la victoria siempre eterno Comandante en Jefe!

¡Viva la Revolución Socialista!

¡Viva el Partido Comunista de Cuba!

¡Vivan Fidel y Raúl!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

Bibliografía

Castro Fidel: discurso en el acto por el aniversario de la caída de Frank País, el 30 de julio de 1959.

Castro Fidel: discurso pronunciado el 22 de diciembre de 1961

Castro Fidel: discurso pronunciado el 13 de marzo de 1962

Castro Fidel:   discurso pronunciado el 13 de marzo de 1991.

Castro Fidel: discurso pronunciado el 3 de abril de 1991

Castro Fidel: discurso pronunciado el 4 abril de 1992

Castro Fidel: discurso pronunciado el 26 de julio de 1998

Castro Fidel: Mensaje de la juventud Comunista, 23 de junio de 2007

Castro Fidel: Discurso por el aniversario 60 de su ingreso a la universidad, efectuado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005

Raúl Castro Ruz: discurso pronunciado el 27 de diciembre de 2016

MSc. Yudith Rojas Tamayo
Lic. en Periodismo. Máster en Historia y Cultura en Cuba. Profesora e investigadora de la Universidad de Holguín y Periodista de la emisora Radio Angulo. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.

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