Por MSc. Ana Dolores Portuondo Zapata y MSc. Yuleidy Fernández Sánchez.
Para que las nuevas generaciones se sientan protagonistas y destinatarias del proyecto del país, son imprescindibles la participación comunitaria y la implementación de programas y políticas públicas con y para los jóvenes.
Nuestros jóvenes han estado en la primera línea de combate, totalmente voluntarios, incluso en lugares de riesgo, en la zona roja, en los centros de aislamiento, en los hospitales, en las comunidades. Allí han atendido a los ancianos, a las personas más vulnerables llevándoles comida y medicina.
Además, nuestros estudiantes han estado vinculados, desde la ciencia, a actividades junto con sus profesores, contribuyendo de esta manera al enfrentamiento a la COVID- 19. Esos mismos jóvenes han trabajado en la producción de alimentos, en los organopónicos, y se han vinculado a las tareas indicadas por los Consejos de Defensa en cada territorio.
Muchos son los ejemplos que pudieran citarse en los cuales los jóvenes han estado en primera fila: en el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, en las misiones internacionalistas, los trabajadores sociales que tan importantes tareas cumplen dentro de la sociedad, en las FAR y el MININT, en la Asamblea Nacional de Poder Popular, y en otras esferas vitales de nuestra Revolución.
Los jóvenes cubanos dentro de la Revolución representan la continuidad de un proyecto que simboliza una forma de organización político social y económica justa y equitativa, diferente a la del capitalismo.
Lo anterior encierra la esencia del rol de la juventud dentro de la Revolución; lógicamente en el proceso evolutivo y de desarrollo de nuestro proyecto social, será un factor determinante en los cambios que deban realizarse para perfeccionarlo e irlo ajustando para enfrentar los retos que impongan las circunstancias de cada momento concreto.
Nuestros enemigos conocen todo esto, por eso dirigen su trabajo sobre los jóvenes para tratar de crear una fractura generacional que corte la continuidad de la Revolución. Dentro de sus direcciones de influencia está la de intentar generar en ese sector social sentimientos de insatisfacción por supuesta subestimación de sus capacidades y de negación de espacios de participación en la toma de decisiones y de tareas de particular importancia.
Fidel y la dirección de la Revolución han demostrado una gran confianza en las nuevas generaciones.
“Creer en los jóvenes no es ver en los jóvenes a la parte del pueblo simplemente entusiasta (…) Creer en los jóvenes es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución!”
