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Prevenir: la mejor medicina

Por Dr. C. Julio César Rodríguez Díaz / Centro para la Investigación y Rehabilitación de la Ataxias Hereditarias

Como es conocido cada 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad, que se ha convertido en una epidemia del siglo XXI. Este año se conmemoró esta fecha para seguir creando conciencia y mejorar el conocimiento sobre este padecimiento. Fue proclamado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es auspiciado por la Asociación Internacional de Alzheimer. Este año la campaña tiene como lema central: Es hora de actuar por la demencia.

Cuando se habla de demencia, se refiere a un término genérico que describe un problema de salud cuyo órgano diana es el cerebro, que de forma progresiva y crónica provoca la disminución global de las funciones cognitivas cortical y subcortical, y por supuesto, incapacita a las personas.

Estos cambios se acompañan habitualmente de alteraciones en el carácter, la conducta y la personalidad. Su consecuencia inmediata es la de interrumpir y alterar la vida social, laboral y las actividades cotidianas. La dependencia será el hecho común que marcará la complejidad de las necesidades y demandas de la persona, al tiempo que aumente la gravedad clínica de esta enfermedad.

En Cuba gracias a los estudios conducidos por el Dr. C. Juan Libre Rodríguez, de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, se pudo estimar en 10,2 por ciento, la prevalencia de la demencia en la población cubana mayor de 65 años y más.

En nuestra provincia, Holguín, existen alrededor de 500 pacientes que asisten a la consulta especializada de Deterioro Cognitivo, en la que están incluidos los pacientes con Alzheimer, la que está integrada por un equipo interdisciplinario compuesto por excelentes profesionales.

Por el momento no hay cura para esta enfermedad, pero las personas, afectadas o no, pueden realizar rutinas como actividades deportivas, las que veremos más adelante, para retrasar o variar el curso progresivo y el deterioro que causa la misma.

A nivel mundial se estima que para el año 2050, el número de personas diagnosticadas con Alzheimer podría alcanzar los 131,5 millones, lo que resalta la urgencia de abordar esta problemática a nivel global.

Ahora bien ¿Cuáles son las principales manifestaciones clínicas de esta enfermedad?

Primero hay que señalar que cursa con pérdida de la memoria a corto plazo, lo que está relacionado con la incapacidad para retener nueva información. La pérdida de memoria a largo plazo, de igual modo, es la incapacidad para recordar información personal como el cumpleaños o la profesión. Alteración en la capacidad de razonamiento; la afasia, es la pérdida del vocabulario o comprensión ante palabras comunes. La apraxia es un descontrol sobre los músculos, por ejemplo, incapacidad para abotonarse una camisa o los cordones de los zapatos.

Todos estos aspectos limitan las actividades de la vida diaria. También experimentan pérdida de capacidad espacial, de su orientación, incluso dentro del propio hogar. Cambios de carácter como irritabilidad, confusión, apatía, decaimiento, inactividad y otras.

Las primeras lesiones pueden aparecer entre 15 a 20 años antes de que muestre algún síntoma y se le conoce también como estadío pre sintomático, es decir, antes que el neurólogo le diagnostique ese deterioro cognitivo, específicamente Alzheimer. De  15 a 20 años pueden aparecer estos síntomas, aunque no hay evidencia científica certera aún.

Se piensa que el origen de la enfermedad se debe a una combinación de factores de riesgo, algunos de ellos no modificables como la edad o la genética. Sin embargo, el Comité de Médicos por una Medicina Responsable, publicó hace poco tiempo un estudio que presenta, en este caso, siete hábitos que podrían reducir entre un 60 y un 80 por ciento la presencia de esta enfermedad.

¿Cuáles son algunos de estos cambios? Todos relacionados con nuestros estilos de vida. Por ejemplo, en la alimentación reducir el consumo de grasas saturadas y hacer de las verduras, frutas y legumbres la base de la pirámide alimenticia. De ser posible consumir alimentos con vitamina E y del complejo B; evitar los multivitamínicos con hierro y cobre.

A nivel internacional existen alternativas terapéuticas medicamentosas y no medicamentosas, también existen ensayos o pruebas con múltiples medicamentos, pero no es el aspecto que nos ocupa para este trabajo.

Sí es necesario referirles, específicamente, aspectos sobre los tratamientos no medicamentosos que están relacionados con la rehabilitación integral para estas personas, que como pueden observar, se afecta de forma general el sistema nervioso.

¿Por qué es beneficioso el ejercicio físico en personas con Alzheimer? Durante el ejercicio físico se liberan sustancias neuroprotectoras que aumentan la supervivencia de las neuronas, mejora la circulación sanguínea reduciendo el riesgo de eventos vasculares; disminuye la atrofia cerebral -en este caso, la pérdida de neuronas- y aumenta el volumen del hipocampo, por tanto, las reservas cognitivas aumentan también considerablemente. Mejora el estado de ánimo, la movilidad, el equilibrio, la forma y la condición física y mejora también el sistema inmunológico.

La calidad del sueño es vital para la restauración de las funciones cognitivas que están afectadas en esta enfermedad.

Tanto en el proceso de rehabilitación, como para ejercitarse y contribuir a disminuir riesgos y daños, se realizan juegos de cartas de palabras, rompecabezas, crucigramas, leer es una actividad importante, etc. Otros ejercicios que impliquen uso de la memoria y razonamiento que, de igual modo, mejoran las alteraciones que puedan presentar los pacientes.

Los ejercicios aeróbicos son importantes como la bicicleta, pedalear, el baile, el paseo a marcha rápida, la natación, ejercicios de equilibrio, ejercicios para mejorar la marcha, ejercicios de flexibilidad, de coordinación, una serie de movimientos que puedan mejorar la condición física de las personas y en especial de estos pacientes.

Realizar ejercicios de fuerza es vital y acá es necesario detenernos. A esto se le conoce en la actualidad y está muy a tono con nuestros estudios, como la sarcopenia, ya no solo formando parte del proceso del propio envejecimiento. La sarcopenia es la pérdida de fuerza, de la masa muscular y hasta de la masa ósea.

Por supuesto, los ejercicios de fuerza de piernas, brazos y otros planos musculares son importantes y los podemos desarrollar en nuestro centro de trabajo y en nuestros hogares, con pomitos de arena y otros accesorios; incluso con el propio peso corporal. Por supuesto, con el seguimiento y la prescripción médica y el apoyo del personal especializado, y por qué no, también de la familia.

Es recomendable hacer ejercicios físicos como una práctica cotidiana. La Organización Mundial de la Salud, hace varios años, recomendaba un mínimo de tres veces por semana, hoy se sabe que cuatro veces es mejor y cinco veces, por supuesto que es mejor, siempre que cumplamos con el carácter personalizado de la rehabilitación y el consentimiento del facultativo.

Yusmel Pérez Figueredo
Graduado de Historia del arte por la Universidad de Oriente (2002). Profesor de Historia del arte y Arte cubano de la Universidad de Holguín. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.

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