Por Grethell Cuenca Durán/Radio Holguín.

Licenciatura en Derecho fue lo que quiso estudiar, lo cual le permitió conocer a su pareja y enorgullece a toda la familia, incluyendo sus dos hijas pequeñas. Podría decirse que todo cuanto ocurre en la vida de la MsC. Irina Rodríguez Labrada tiene que ver con la sabia elección de hacerse jurista, hace poco más de diez años. “Es lo que me hace feliz”, asegura la también profesora Asistente del departamento de Derecho de la Universidad de Holguín.

Y coherente con esa pasión que la caracteriza, una trayectoria impecable en el sector, su desempeño como profesional del derecho y su activismo como miembro de la Junta Directiva de la Unión de Juristas en Holguín fue nominada al Premio “José Garcerán Del Vall Vera” 2021, como mejor jurista joven del país.

¿Por qué Licenciatura en Derecho?

Estudié en la Escuela Vocacional de Arte, graduada de nivel elemental en canto y dirección coral, pero cuando llegué a noveno grado decidí que no seguiría en el mundo de la música y estudiaría en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) porque yo quería Derecho.

Cuando pequeña hablaba mucho, me defendía de todo, y me decían que iba a ser abogada, como se le llama usualmente a los que ejercemos el Derecho, aunque lo que siempre me gustó fue ser jueza, pero nunca lo ejercí.

Me gradué en el año 2010, ejercí como fiscal durante un año, y desde el 2011 soy profesora en la Universidad, siempre de la asignatura en la que me desempeñé como alumna ayudante, Derecho Administrativo; y ahí estoy como jefa además de la disciplina conocida como Jurídicos Básicos (Fundamentos históricos y teóricos de Estado y el Derecho).

Aunque tuviste el sueño alguna vez de ser jueza, en las aulas has encontrado el propósito, el sentido de tu formación.

Me gusta dar clases, me gusta compartir con los estudiantes. Si volviera a elegir, habría regresado al Derecho, a las aulas; aunque me hubiese vinculado con alguna institución del sector.
Aquí me hice Máster en Derecho Constitucional y Administrativo, he participado como ponente o delegada en varios eventos como el VII encuentro Internacional de Derecho Constitucional, el VI Coloquio de Historia Constitucional, el Encuentro Nacional de Derecho Administrativo, Simposios nacionales de Derecho, y la Conferencia Nacional sobre Asesoramiento Jurídico.

¿Cómo surge tu activismo dentro de la organización?

Desde el 2010 comencé un vínculo estrecho con la organización, participando en todos los espacios científicos, de superación, recreativos. Ese vínculo aumentó desde hace algún tiempo porque asumí como vicepresidenta del capítulo de Derecho Constitucional y Administrativo, aunque soy miembro además del de Derecho e Informática.

Es un trabajo muy bonito porque aglutina a muchos miembros de diferentes sectores, a los que hay que mantener unidos, facilitarles el acceso a todas las opciones que ofrece la organización.

Y desde esa posición he comenzado un trabajo más fuerte y es lo que me ha llevado a convertirme, primero en activista de la Junta y desde hace poco miembro, lo cual constituye un gran placer.

La Junta Directiva de Holguín te nominó para el premio nacional y ello te hace merecedora del reconocimiento a nivel provincial…

La noticia me llegó de casualidad por una amiga que también obtuvo el reconocimiento el año pasado. Fui nominada junto a ocho colegas de otras provincias, cuatro provincias orientales y Sancti Spíritus, Villa Clara y La Habana.

Más que agradecida me siento honrada. Es también un compromiso para no defraudarlos, porque yo disfruto la docencia, pero el trabajo en la Unión de Juristas, la organización de eventos, todo el proceso que se lleva a cabo en el seno de esta, es motivo de orgullo, y lo hago con gusto. Quizás ahí está también el resultado del trabajo, porque cuando uno hace las cosas que le gustan con dedicación y responsabilidad, salen bien.

El reconocimiento me motiva a seguir investigando, publicando, a estudiar y a crecerme como profesional en estas circunstancias que estamos viviendo.

¿Cuáles han sido los retos o desafíos a los que te has enfrentado en la profesión?

Han sido varios, pero como profesional el primer reto siempre ha sido la superación, porque los tiempos cambian y enfrentarnos a estudiantes que han nacido con las tecnologías, nos obliga a ser transparentes, a superarnos constantemente.

Y en la clase debemos asumir también desde la transparencia y la profundidad, el análisis, la manera en que explicamos.

Siempre ha representado un desafío transmitir el conocimiento desde el compromiso que tenemos con nuestro sistema social, convencer desde la perspectiva de una joven jurista que conoce las leyes, sus méritos y deficiencias, a tono con el momento que vivimos y la finalidad de contribuir a construir una sociedad mejor sobre la base del consenso, del respeto.

En los últimos tiempos, la visibilidad del gremio ha crecido mucho debido a su protagonismo en los cambios que se han implementado en nuestro país. ¿Dónde ves a los jóvenes juristas en medio de estas transformaciones?

Estamos en todas partes, en todo el cronograma legislativo que se ha proyectado para nuestro país, en las donaciones de sangre, trabajos voluntarios, movilizaciones, en el enfrentamiento a las campañas de descrédito que se promueven contra Cuba.

Pasamos por un proceso en el año 2019 durante la consulta de la Constitución, donde jugamos un papel importante, y de manera similar estaremos en la consulta del nuevo Código de las Familias.

Los juristas jóvenes hemos sido clave en la comprensión de las normas, su interpretación. Tenemos una visión clara sobre la sociedad que queremos para el futuro, y las leyes que a corto, mediano y largo plazo deben acompañarla.