Casi cuatro décadas después sigue impune el abominable crimen que acabó con la vida de las 73 personas que, a bordo de la nave de Cubana de Aviación, acababan de despegar de Barbados.
Por Luis Ernesto Ruiz Martínez
Dirección de Comunicación Institucional
Casi cuatro décadas después sigue impune el abominable crimen que acabó con la vida de las 73 personas que, a bordo de la nave de Cubana de Aviación, acababan de despegar de Barbados.
La inmensa mayoría jóvenes deportistas y estudiantes, todos víctimas del odio de la CIA y las autoridades de Estados Unidos contra el pueblo que a solo 90 millas construyó la Revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes. En esta jornada, 39 años después, alumnos y trabajadores de las diferentes sedes de la Universidad de Holguín repudiaron el criminal sabotaje.
Todavía duele al escuchar las sentidas palabras de Fidel durante la despedida del duelo: “No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!”
Uno de los autores principales del atentado, Luis Posada Carriles, se pasea por las calles de Miami y todo indica que no se hará justicia. Orlando Bosch, el otro de los artífices del criminal acto, murió sin recibir todo el peso de la ley.
“Los cubanos no olvidamos que aquel día se perdieron 73 vidas inocentes para incorporarse a la lista de los que han sido blanco de acciones terroristas”.
