Mucho se habla por estos días de la señora Irma, sí, esa amenaza que mantuvo en alerta a toda la isla cubana por más de 72 horas, y que, a pesar de los pronósticos, dejó a su paso cuantiosas pérdidas. Como es tradicional, en estos momentos, la familia, los amigos, los vecinos y los conocidos, activan una red de solidaridad, más potente y con mayor alcance que la red wifi para dar cobijo y protección a todos aquellos que vieron afectados sus bienes y hogares.

A pocos días de haber iniciado el curso escolar, Irma dispuso del tiempo y las emociones de los nuevos retoños que ingresaban a los diferentes niveles de educación, especialmente, de los jóvenes de la Universidad de Holguín, quienes cedieron los pasillos, comedores y camas, a casi mil evacuados de diferentes municipios con necesidades de protección.

De esa manera, trabajadores y profesores de la institución laboraron con ahínco para minimizar las pérdidas, tanto de vidas humanas, como materiales, durante las jornadas de peligro vividas en la provincia.

Es por ello que, agradeciendo las muestras de preocupación recibidas por el estado actual de la comunidad universitaria tras los embates del meteoro, podemos comunicar que ni siquiera la caída de árboles, esos testigos del tiempo y la naturaleza; más el daño a algunas cubiertas ligeras, detuvieron la alegría y las ganas de regresar a las aulas, que ya reciben a los futuros profesionales que, con su talento, transformarán la cotidianidad holguinera.

Sonrisas, pasos, mochilas, lápices y grandes sueños son los protagonistas de estas líneas, en estos instantes, símbolos del retorno a la normalidad porque no hay mayor verdad: “siempre que llueve, escampa”.

Aunque prevalecen las bromas y la jocosidad, propias de la idiosincrasia cubana, tras conocerse la procedencia germánica del nombre Irma cuyo significado es “Que se consagra a Dios” o “Aquella con gran fortaleza”, regresa la Universidad de Holguín a su quehacer académico, atenta y preparada para cualquier eventualidad.