Por Lenna Labrada Maceo
Visita David Blanco la Universidad de Holguín y comparte con los estudiantes de la sede José de la Luz y Caballero.

Una noticia que emocionó a estudiantes y profesores de la Sede José de la Luz y Caballero de la Universidad de Holguín, fue conocer que David Blanco visitaría el centro para conversar con la comunidad universitaria. Muchos comenzaron a elaborar las preguntas que le harían al músico cubano si el miedo escénico no los atacaba, otros prefirieron anexar sus interrogantes a un cuestionario colectivo que serviría de guía inicial en el intercambio.

Llegó el día prometido y el público se congregó desde temprano en el teatro del centro, David llegó acompañado de su representante Franklin Blanco Hecheverría y Yaimi Karell Lay, percusionista del grupo. Quienes declararon que se sentían muy contentos de poder conversar con unos de sus principales públicos, el universitario, sector al que admiran por su entrega, consagración y conocimientos.

Para sorpresa de los invitados, el auditorio los recibió con pinceladas musicales protagonizadas por artistas aficionados de la entidad. Un suceso que conmovió al joven cantautor fue escuchar, en la voz de Arletys Gelpi Vivanco, estudiante de Lenguas Extranjeras, su composición “Yo soy el Punto Cubano”; tema que según confesó, está relacionado con la ciudad porque la idea de versionar este clásico de la música cubana interpretado por Celina Gonzáles surgió y se estrenó en una Romería de Mayo.

Con un diálogo afable, David Blanco respondió algunas de las inquietudes del público presente.

Nunca pensé ser otra cosa que no fuera músico; la música es algo que heredé de mi abuelo, quien desde que nací me nombró el nuevo músico de la familia. Comencé estudiando violín, instrumento con el que tuve mi primera experiencia ante un público. Años después me sentí cautivado por la trompeta e ingresé en la Escuela de Arte en esta especialidad.

Antes de tener mi propio grupo transité por la banda de rock A-19, trabajé además con el maestro Gerardo Alfonso y con el Grupo Moncada. Estos grupos junto a The Queen, Pablo Milanés, Carlos Varela, Fito Paez, Carlos Santana, Los Van Van influyeron en mi creación musical. Mi música está influenciada por géneros como el rock, el jazz, la salsa, la balada, el pop y la música tradicional cubana, pero no me gustan las etiquetas, porque realmente las composiciones que hago son el resultado de una simbiosis de géneros.

He tenido la posibilidad de estar en otros países y es como si me faltará la vida, todo lo de esta tierra se extraña. Para mí la cubanía es identificarse y defender la tradición cultural.

Para los allí presentes la imagen de David quedó no solo como un músico que se enorgullece de ser cubano, sino como un ser humano sencillo, muy accesible al diálogo, con un elevado sentido del humor, que valora los pequeños detalles porque proporcionan la mayor felicidad.

Recibir un premio Lucas o Cubadisco no se compara con la satisfacción que provee el amor familiar, los amigos y el cariño del público. Precisamente uno de los momentos que no olvidaré es esta acogida que ustedes me han dado. Por eso tomando la invitación que me han hecho volveré en otra ocasión a esta Universidad, no solo para conversar sino para dar un concierto.

Las canciones de David por su letra, ritmo y los medios sonoros que emplean, transmiten una inusitada energía a aquel que las escucha, recurso que se extrapola a la vida personal, pues según revelan Karell y Franklin, David es muy optimista, su voluntad de luchar por lo que queremos es contagiosa.

El autor de “El despechao”, “Botao en Madrid”, “Fiesta”, “La evolución” se despidió con Tarde gris y Yo soy el Punto Cubano, no sin antes aconsejar a los jóvenes universitarios a trabajar por sus sueños sin detenerse ante cualquier obstáculo, agregando que hay que evolucionar, pero sin olvidar nuestras raíces.