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Cita con la Historia

FOTO 2Sección de jueves

Una novedad diplomática en la historia de Cuba y Estados Unidos: la alianza Torriente- Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (1923-1925)

Después de observar la contundente victoria de Cuba en la ONU ayer por 191 votos a favor y dos en contra y analizando las inconsistencias de la política norteamericana, se impone desde la perspectiva histórica seguir divulgando parte de la historia diplomática entre los dos países, en este caso seguiremos la dinámica de la era republicana.

MSc. Paul Sarmiento Blanco. Profesor Auxiliar

Departamento de Historia

En el trabajo anterior nos referimos a la figura del primer Embajador de Cuba en los Estados Unidos hacia la tercera década del siglo XX, Cosme de la Torriente y Peraza. Seguimos hoy la cita con esa historia del pasado para que las nuevas generaciones conozcan el cordon umbilical  que mueve las relaciones diplomáticas entre los dos países. Volvamos al contexto histórico diplomático entre Cuba y Estados Unidos entre 1923 y 1925.

A los pocos días de presentar sus cartas credenciales como Embajador en los Estados Unidos, Cosme de la Torriente, le pidió una audiencia al Presidente Calvin Cooligde. El mandatario norteamericano era partidario de resolver el asunto de la isla de Pinos  a favor de Cuba, pero la oposición en el Senado era desfavorable. Incluso un grupo de poder en los Estados Unidos estaba maniobrando para lograr que alrededor de 2000 mujeres de diferentes sectores de la sociedad norteamericana elevaran una protesta al Senado en contra de Cuba. Frente a esa maniobra, Cosme de la Torriente tuvo que ejercer sus dotes de diplomático.

Durante la primera entrevista Torriente-Cooligde en la Casa Blanca, el diplomático cubano encaró el asunto de frente y argumentó los derechos que tenía Cuba sobre la isla de Pinos. Cooligde fue se comportó con ciertos recelos hacia el Embajador y no dio incluso una respuesta positiva. Le sugirió a Torriente estudiar el asunto y volverlo a recibir. En pocas semanas volvieron a una segunda reunión Torriente-Cooligde y en esta el mandatario estadounidense le dio la razón al cubano.

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Cosme de la Torriente en los jardines de la Casa Blanca, en diciembre de 1923. Foto cedida al autor de este texto por el museólogo matancero Ernesto Aramis Álvarez Blanco

A partir de este momento, Torriente y sus colaboradores, especialmente José Barón, que era el Primer Secretario y Consejero de la Embajada se dieron a la tarea de  librar una larga batalla diplomática desde finales de diciembre de 1923 hasta marzo de 1925. Fueron 14 meses de largas negociaciones con congresistas, empresarios, políticos y otros miembros de la sociedad norteamericana que abogaban por mejorar las relaciones con la República de Cuba, sobre la base de otorgarle el reconocimiento de la isla de Pinos como parte del territorio cubano. Es bueno aclarar que dentro de aquel contexto norteamericano, Torriente contó con el apoyo de Charles Hughes, Secretario de Estado; William Bryand, Leader y Presidente del Partido Demócrata; James Brown Scott, destacado jurista e internacionalista norteamericano, los 3 políticos reconocidos tanto dentro como fuera de los Estados Unidos.

En estos meses, Torriente mantuvo un profundo intercambio de más de 60 cables diplomáticos con Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (hijo), Secretario de Estado del gobierno de Alfredo Zayas. Céspedes y Quesada había sido Encargado de Negocios de Cuba en Washington en los años de la Primera Guerra Mundial y había sido el promotor de la construcción de la mansión diplomática.

Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (1871-1939):

Nació en los Estados Unidos, el 12 de agosto de 1871 producto de la unión entre Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo y Ana de Quesada y Loynaz. Fue educado por su madre en territorio norteamericano y en Europa, principalmente en Francia. En 1895 se vinculó en New York al Partido Revolucionario Cubano con solo 24 años de edad. Se integró a unas de las expediciones libertarias que llegaron a Cuba ese año y fue elegido para un cargo civil en la zona del Cauto. En 1897 fue representante a la Asamblea de la Yaya; fungió allí como Secretario de Actas. En los meses posteriores a la Yaya fue Jefe del Estado Mayor del Mayor General Carlos Roloff.

Establecida la República en 1902, Céspedes y Quesada fue elegido Representante a la Cámara por Oriente y Vicepresidente de ese órgano legislativo durante el mandato de Tomás Estrada Palma. Entre 1909 y 1913 fue Embajador en Italia y en 1913-1914 fue nombrado Embajador en la Argentina.

En 1914 Carlos Manuel de Céspedes es nombrado Ministro en los Estados Unidos de América. En 1916 promovió la construcción de la bella mansión que sirvió de sede a  la Embajada en la Avenida Pensilvania

Entre 1921 y 1925 es nombrado Secretario de Estado del gobierno de Alfredo Zayas y juega un papel esencial en las negociaciones con los Estados Unidos a la hora de ratificar el Tratado Hay-Quesada sobre la soberanía de la isla de Pinos a favor de Cuba. Céspedes ayudó a Cosme de la Torriente y Peraza en la elaboración de informes y cables diplomáticos  para las negociaciones. Como conocía el contexto de Washington, aconsejaba a Torriente sobre como negociar con figuras políticas norteamericanas. Según Torriente en sus Memorias, Céspedes le decía entre 1924 y 1925 que todo el trabajo diplomático de los cubanos en Washington sirvieron para demostrarle a los norteamericanos de modo práctico y eficaz la injusticia que para los cubanos representaba la Enmienda Platt y el Tratado Permanente.

MSc. Yudith Rojas Tamayo
Lic. en Periodismo. Máster en Historia y Cultura en Cuba. Profesora e investigadora de la Universidad de Holguín y Periodista de la emisora Radio Angulo. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.
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