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“Ante todo, soy profesor universitario”

rector-universidad de holguinLa oficina fue el mejor escenario. La antesala una buena taza de café. Después la excelente elocuencia de Reynaldo Velázquez Zaldívar nos llevó a descubrir al buen hombre que sueña en grande una mejor universidad. Apasionado lector, agradece este hábito a sus padres que supieron inculcarle valores y el gusto por la apreciación de las artes. Quizá por eso Rey, como le llaman sus compañeros, siente admiración por quienes se especializan en ese mundo. Sin embargo, sus dotes para el estudio y la investigación lo condujeron por otros caminos que lo llevaron hasta la docencia universitaria.

Por Yanela Ruiz

Periodista del ¡ahora!

 Foto: Javier Mola

La oficina fue el mejor escenario. La antesala una buena taza de café. Después la excelente elocuencia de Reynaldo Velázquez Zaldívar nos llevó a descubrir al buen hombre que sueña en grande una mejor universidad.

Apasionado lector, agradece este hábito a sus padres que supieron inculcarle valores y el gusto por la apreciación de las artes. Quizá por eso Rey, como le llaman sus compañeros, siente admiración por quienes se especializan en ese mundo. Sin embargo, sus dotes para el estudio y la investigación lo condujeron por otros caminos que lo llevaron hasta la docencia universitaria.

Tiza, pizarra y aula llegaron a convertirse en parte indispensable en su vida. Por eso disfruta mucho el momento de la clase, donde desecha todo rasgo de la timidez que se atribuye. No escatima ante cuestiones de trabajo y siempre ha estado en la vanguardia de su colectivo.

¿Qué recuerda de sus inicios como estudiante en la universidad?

“El claustro era maravilloso, eso propició enamorarme más de mi carrera. Tuve la posibilidad de ser el primer estudiante de Ingeniería Industrial en hacer exámenes de premio y me convalidaron la mayoría de las pruebas finales. Hubo profesores que marcaron en mi desempeño estudiantil. Bárbara Herrera, hoy jubilada, forjó en mí la disciplina y motivó mi incorporación al movimiento de alumnos ayudantes.

Mejor graduado de su año. ¿Siempre despuntó por su liderazgo académico?

Participaba en todo, pero no era destacado ni en el deporte ni en las manifestaciones artísticas. El respeto de mis compañeros lo gané por mis resultados. Me preparaba constantemente. Adquirí una gran experiencia en el movimiento de alumnos ayudantes, al punto que los muchachos del aula me trataban como profesor.

Sin embargo, al graduarse fue a trabajar a otra entidad.

Por otras coyunturas fui a prestar mi servicio social a la fábrica Mayabe, hoy Bucanero SA. Fue una experiencia extraordinaria. Allí estuve en el departamento de calidad, aprendí mucho sobre la cerveza. Formé parte de la jefatura directa a la producción y pasé por todas las fases del proceso, impresionante para un Ingeniero industrial. Pude ver realizadas prácticamente todas las asignaturas de la carrera en el ejercicio de la profesión.

¿Entonces por qué regresa a la universidad?

Siempre me gustó el ambiente de la universidad, propicio para desplegar la labor científica. Inauguré junto a otros compañeros la sede Oscar Lucero Moya, aún en construcción y así empezamos a quererla. En poco tiempo me nombró Jefe del departamento de Ingeniería Industrial, una gran responsabilidad. Casi sin tiempo para digerir la novedad, tuve que incorporarme en mi nueva función. Esa noche no dormí.
El departamento de Industrial es reconocido, pero había temas poco potenciados.

¿Cuál fue su aporte en este frente?

Había poco avance en la labor de Investigación y postgrado. Me di a la tarea de gestionar este tema a partir del enfoque problema-causa-solución. El salto fue notorio. Surgieron los primeros diplomados, se avanzó en las publicaciones, Maestrías y estrategias de doctorado. El trabajo desplegado al frente del departamento propició que mi nombre fuese propuesto a la dirección del CEGEM.

Nuevamente otro reto. ¿Cómo lo asumió?

Tuve que enfrentar la dirección del centro de estudio de conjunto con la maestría, para la cual debí viajar durante un año a la Cujae en La Habana. Logré el título científico con muchos sacrificios, pero bebí de la fuente de las ingenierías. Todos los conocimientos se revirtieron luego en el CEGEM, donde comenzaron a desarrollarse trabajos de excelencia y eso contribuyó a su visibilidad, desde entonces mantiene su liderazgo.

Continuó su superación en el doctorado y asumió otros cargos de mayor jerarquía, ¿esto lo llevó a alejarse del aula?

Estuve doce años al frente de la Vicerrectoría económica, que atiende además recursos humanos, alojamiento y relaciones internacionales, muy diverso, pero me sirvió para probarme en mi profesión. Luego llegó la misión de ser rector de la antigua Oscar Lucero Moya y finalmente de la Nueva Universidad de Holguín.

No obstante, siempre trato de tener un grupo y con el tiempo veré la posibilidad de tener mayor presencia en el aula, pues ante todo soy un profesor universitario. He desplegado una labor reconocida en la tutoría de doctorados, maestrías y trabajos de diplomas.

¿El desempeño en las diferentes áreas facilita tener un mejor dominio en el ejercicio de dirección?

He estudiado estilos de dirección y abogo por el contacto con las personas. Una dirección puertas abiertas, que permita humanizar las relaciones de trabajo, sin dejar de respetar los protocolos. Precisamente mis estudios de superación se basan en los Recursos Humanos. En la Universidad todos cuentan. A pesar de la vorágine de trabajo siempre destino tiempo para atender las inquietudes de algún trabajador o estudiante que se me acerca.

¿Cuánto ha influido Reynaldo en los logros de la universidad?

Hay un buen equipo detrás de los resultados. Es elogiable el trabajo de los decanos, mariscales de campo, como les digo. En los últimos dos años logramos tener un departamento de Comunicación Institucional (hoy Dirección de Comunicación) y uno de Calidad, dos procesos que han permitido de conjunto con el resto tener una visión diferente. Estas fortalezas las mantenemos en la nueva institución universitaria enriquecidas con la integración de las antiguas universidades pedagógica, Cultura Física y Oscar Lucero Moya.

Creo que mi mayor aporte está en aglutinar el colectivo. En ese empeño he dedicado tiempo a todas las facultades y claustros, con el fin de hablarles de nuestras metas científicas, administrativas y en todos los ámbitos. Hay que revolucionar la universidad. Son muchos los retos.

¿Cómo se prepara la universidad para asumir las transformaciones anunciadas?

Todas las transformaciones deben implementarse a partir de una base general, pero deben parecerse más a las necesidades de la provincia. Para el venidero curso se implementarán las modificaciones de ingreso en la modalidad de curso por encuentro, quienes accedan por esta vía no realizarán exámenes de Matemática, Español e Historia, pero estas materias se incluirán en el currículum del primer año de la carrera. Tenemos el departamento de Ingreso con aseguramientos y preparación de los responsables para garantizar la transparencia y justeza de este proceso.

También hay un grupo de medidas orientadas al perfeccionamiento de las carreras pedagógicas. En cuanto al inglés tenemos experiencia en la carrera de Turismo, cuyos licenciados deben aprobar todas las competencias del idioma para recibir el título. La universidad tiene fortalezas para preparar a los muchachos en este campo.

También se habla de la informatización de la Educación Superior, vital en la formación del profesional. Una de las mayores dificultades en nuestro centro es el ancho de banda, el cual debe mejorar a partir de los pronunciamientos del Ministerio. Las TIC se convertirán en una herramienta pedagógica por excelencia para los estudios universitarios, pues se plantea reducir los años en las carreras diurnas y por encuentro a cuatro y cinco años, respectivamente.

¿En qué condiciones asumieron la Nueva Universidad?

Hemos dado pequeños pasos con la integración y en el futuro daremos más. Es muy rica la convergencia de diferentes idiosincrasias profesionales, lo cual debe proporcionarnos mejores resultados. La nueva universidad heredó dificultades de las antiguas, pero debemos continuar perfeccionando el sistema.

Quedan tareas pendientes, entre estas acreditación de algunas carreras, fortalecer la formación doctoral, la necesidad de más aulas y lograr un mayor impacto de nuestras labores en la sociedad. De modo que logremos un alto reconocimiento social, un centro culto, donde se haga sentir la vida universitaria y formemos profesionales buenos técnicamente y de gran calidad humana. Que nuestros muchachos se destaquen por la excelencia.

MSc. Yudith Rojas Tamayo
Lic. en Periodismo. Máster en Historia y Cultura en Cuba. Profesora e investigadora de la Universidad de Holguín y Periodista de la emisora Radio Angulo. Especialista de la Dirección de Comunicación Institucional.
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