Entre aplausos y emociones transcurrió la gala cultural que extensión universitaria organizó para deleitar a la comisión evaluadora y la comunidad universitaria, que disfrutó del talento del movimiento de artistas aficionados de nuestra universidad. En el Teatro Ismaelillo confluyó la alegría, lo auténtico de la cultura cubana, y el espíritu de una juventud ansiosa de mostrar su arte que nace en aulas, en los pasillos, en las largas tardes de ensayo, donde se repiensan los sueños de creación en el que un escenario se transforma en realidad.
Por Sandra Fagales
Departamento de Comunicación Institucional
Entre aplausos y emociones transcurrió la gala cultural que extensión universitaria organizó para deleitar a la comisión evaluadora y la comunidad universitaria, que disfrutó del talento del movimiento de artistas aficionados de nuestra universidad. En el Teatro Ismaelillo confluyó la alegría, lo auténtico de la cultura cubana, y el espíritu de una juventud ansiosa de mostrar su arte que nace en aulas, en los pasillos, en las largas tardes de ensayo, donde se repiensan los sueños de creación en el que un escenario se transforma en realidad.
Cada número cultural presentado fue una oportunidad para corroborar que el arte es ese espacio de encanto ofrece nuevos matices de la cotidianidad. Entre la diversidad de propuestas y la virtud juvenil, se despidió una noche que ya forma parte de la historia de la Universidad de Holguín.
Los protagonistas de esta actividad, al concluir la gala, expresaron su satisfacción al poder entregar su talento a una comisión evaluadora que se distingue por su prestigio, y reafirmaron que ellos seguirán su ejemplo en el estudio y en el constante deseo de crear.